El 21 de diciembre de 1804 nació en Londres Benjamin Disraeli, un político y escritor británico al que también se conoce como conde de Beaconsfield o lord Beaconsfield.
En 1831, este integrante de una tradicional familia judía sefardí de origen italiano decidió emprender un largo viaje por la Tierra Santa que no sólo le ayudó a revalorar sus orígenes sino que también le reforzó su espiritualidad y la idea de que él había nacido para desempeñar una importante función en el mundo.
El 28 de agosto de 1839, Disraeli contrajo matrimonio con Mary Ann Whyndham, una mujer de sociedad doce años mayor que él con la cual no tuvo hijos. Gracias a la interesante renta mensual que cobraba su esposa, este británico pudo lanzar su carrera tanto en el plano político como en el literario sin tener preocupaciones económicas. En este contexto, pues, además de publicar numerosas obras, llegó a integrar el Partido Conservador, fue ministro de Hacienda y primer ministro del Reino Unido.
Tras el fallecimiento de su compañera, este orador que solía pronunciar discursos repletos de dramatismo y tenía fama de dandy, entablaría nuevas relaciones amorosas. Entre esas flamantes conquistas se pueden mencionar las de Lady Bradford y Lady Chesterfield, mientras que no está claro si con la reina Victoria I (quien lo apodó «Dizzy»), existió un vínculo amoroso o si sólo se trató de una gran amistad.
Respecto al desempeño de Disraeli como escritor, hay que decir que, pese a no ser un novelista caracterizado por la calidad de sus trabajos, sus obras, que, por lo general, estaban inspiradas en las características de la sociedad británica y dejaban en evidencia el pensamiento político y religioso de su creador, lograron traspasar las fronteras y hacerse conocidas por toda Europa. «Coningsby», «Cibyll» y «Vivian Grey» han sido, tal vez, los títulos más destacados de este autor británico que falleció el 19 de abril de 1881.
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