La poesía de Allan Poe

Edgar Allan Poe es conocido por sus historias llenas de apariciones y elementos sobre naturales, sin embargo no sólo cultivó la narrativa, también fue un gran poeta. En este artículo analizaremos parte de su obra lírica.

Razones para un estilo tenebroso

El estilo literario de Poe se encuentra invadido de horror, miedo y sucesos paranormales. Posiblemente el universo interior de este autor, así como el de Lovecraft, se encontraba completamente aturdido, plagado de recuerdos misteriosos y aterrorizantes. Según Rémy de Gourmont, ningún poeta ha tenido el sentimiento de fatalidad tan vivo como Poe, después de los griegos, claro.

Allan Poe nació en Boston en 1809 y cultivó el relato, la poesía y el ensayo. Su historia fue bastante triste, habiendo quedado huérfano desde muy pequeño, se crió en casa de un comerciante rico con quienes vivió en Inglaterra y estudió en un colegio privado, de forma interna.

Desde el año 1820 volvió a Estados Unidos, mostrando una personalidad propia de la vida dramática que había vivido, un carácter lleno de melancolía y muy rebelde. En 1831 Poe rompió con sus padres adoptivos y se trasladó a Baltimore, allí publicó «Poemas» y poco después «Manuscrito encontrado en una botella», consiguiendo un gran éxito con ambos. Sus poemas más famosos son «Leonore», «El cuervo», «Annabel Lee» y «Las campanas».
A los 40 años falleció de Baltimore, corría el año 1849.

A Elena, poema contradictorio y musical

Sin lugar a dudas uno de los poemas más hermosos de Poe es «A Elena». En este poema el poeta le habla a su amada que es lentamente invadida por el aliento de la muerte, y la oscuridad misteriosa que la engendra. Así como en la mayoría de los textos de Poe, podemos encontrarnos con la ironía de la vida a través de imágenes indisolubles, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, el cielo y el infierno.

En un artículo que leí hace un tiempo, su autor Édgar Gualdrón Salazar, expresaba que los lectores cuando leemos un poema percibimos cosas que son ajenas a él, por esta razón los mismos versos pueden causarnos una u otra sensación según el momento en el que lo leamos. Asegura que lo que distingue a un poema de cualquier otro texto es el grado de excitación que pueda generar en el lector, el cual puede cambiar con el paso del tiempo, se apoya para decir esto en las palabras de Poe:

«Apenas necesito observar que un poema merece su nombre sólo en cuanto nos excita, al elevar nuestra alma».

Comparto esta visión de la poesía como una fuerza mayor que nos permite transitar por este mundo, una forma de ser parte de la existencia de nuestro entorno a través de los versos. Porque la principal particularidad de la poesía es ser creadora de nosotros mismos, meterse en nuestro universo íntimo, completarlo y ayudarnos a entender la vida. La poesía no hay que entenderla, ella nos ayuda a comprender el mundo que es muy diferente y esto lo hace al excitarnos, al provocar sentimientos y llevarnos a ese sector que algunos mantienen replegado, el de los sentimientos.

La contradicción o el acercamiento de los opuestos, es una técnica muy presente en la poesía de Poe, y también en su narrativa, parece ser víctima de una profunda lucha interna entre ángeles y demonios que lo lleva a percibir la vida de una forma confusa, misteriosa y en muchos casos atroz.

En el caso de «A Elena» el autor compara la belleza y el perfume de las flores con la vida, así como también los destellos de plata que emite la luna, y de pronto todo se apaga y entonces, cuando parece que nada queda, ve los ojos de la amada, ellos siguen emitiendo luz. En este punto está lo más contradictorio, ella está muerta, sus ojos carecen de brillo, pero para el poeta manifiestan el alma de su amada que para él sigue ardiendo, y brilla. No sólo parece ser la expresión clara de la oscuridad enfrentándose con la luz, sino transmitir aquello que nos ocurre a las personas al perder a un ser querido, todo se oscurece porque sólo nos importa tener a esa persona otra vez, a sus ojos brillando para nosotros.

Obsesión con la muerte y la mujer

Esta obsesión de Poe con la muerte cobra mayor sentido al analizar su vida, llena de períodos de soledad y sombras, un pequeño que ha perdido a su madre (quien hasta ese momento lo era todo para él) a los apenas 3 años, difícilmente se recupere de eso. Toda su vida girará en torno a recuperar a ese ser amado, a recuperar ese instante en el que fueron capaces de mirarse en los ojos de ella y sentirse acogidos por su bondad.

Mejor puede comprenderse al analizar el lugar que el género femenino ocupa en su obra, un espacio idealizado. Jamás habla de las mujeres como de seres humanos comunes, siempre se encuentran rodeadas de un aura de espiritismo y misterio; la mayoría de los especialistas entienden este aspecto de la obra de Poe desde el romanticismo que parece motivar todo lo que haya escrito, sin embargo me atrevo a decir que en primer lugar se debe a esa figura que la mujer tuvo para él, desde su más corta edad, siempre relacionada con la muerte.

Su madre muerta cuando tenía tres años, su madrastra, también muerta de tuberculosis, ambas jóvenes, con muchos años por delante y dejándolo «abandonado». Parecen convertirse en seres irreales que co-habitan con él pero él no puedo poseerlos. Como Elena, que está muerta pero despide una hermosura empalagadora que puede hacer que parezca que sólo ella vive y el resto del mundo se encuentra desnudo, muerto. Para mayor comprensión recomiendo leer además de éste, el poema «Leonora».

La poesía de Poe parece tener tres elementos inamovibles e íntimamente relaciones entre sí: la mujer, la muerte y el amor como tragedia. Los tres conviven y se entrelazan a través de los sonidos (la poesía de Poe tiene una musicalidad asombrosa) y los aromas del espacio; con estos dos elementos Poe consigue crear la contradicción esa de la que hablábamos al principio, que parece ser inderrocable y necesaria para la existencia humana.