Hasta el siglo XVII hay que retrotraerse en el tiempo para hallar a una de las figuras literarias más importantes de Japón de todos los tiempos. Nos estamos refiriendo a Iahara Saikaku (1642 – 1693), un reconocido poeta y narrador que consiguió conectar con el público por aunar en sus obras tres elementos fundamentales: la picaresca, el erotismo y el realismo.
No obstante, es innegable que esos factores en muchos casos, sobre todo en lo concerniente al amor carnal, le trajeron más de un quebradero de cabeza por la fuerte oposición del gobierno reinante.
Sin embargo, nunca de dejó de escribir y aunque la censura le vetó libros durante años, no cejó en su empeño de acercar a sus incondicionales la realidad del mundo en el que vivían, y eso suponía, por ejemplo, descubrir la sordidez de ciertos ambientes donde el sexo estaba a la orden del día.
Numerosos son los poemas, historias y relatos de todo tipo que salieron de su pluma. Pero, en este caso, vamos a centrarnos en tres trabajos que consideramos cumbre de su bibliografía:
Amores de un vividor
En el año 2003 es cuando se produjo la publicación en castellano de esta novela que, para muchos, está considerada la primera que inauguró el realismo en la literatura de Japón.
Toma como escenario un país que está sometido al gobierno y poder de la familia militar Tokugawa, que además impone un claro alejamiento con respecto al extranjero. Un ambiente este, en el que se produce el crecimiento de la burguesía, al tiempo que aumenta la represión y en los grandes barrios empiezan a surgir zonas para el placer.
El protagonista que acerca al lector a todas esas situaciones no es otro que Yonosuke, que va intentando sobrevivir como puede y que se enfrenta a todo tipo de descubrimientos, fundamentalmente en el plano íntimo.
Vida de una mujer amorosa
Esta otra obra de Iahara Saikaku, por su parte, no llegó a manos de los lectores en castellano hasta 2012.
La figura central del relato es una joven de una belleza espectacular que encontrará en esta tanto la llave para abrir muchas puertas en su vida como el peso que llevará siempre encima y que le encaminará por senderos peligrosos. Y es que, una deuda de su padre, hará que encuentre como una posibilidad para salir adelante comenzar a prostituirse.
Al principio, se convertirá en una cortesana, en una meretriz de lujo, que tendrá la posibilidad de estar junto a los hombres más influyentes. Sin embargo, distintos avatares de la vida la llevarán finalmente a ser una simple prostituta callejera.
De todo esa decadencia será culpable esa belleza que ejercerá siempre como una losa, pues la convertirán en el objeto de deseo de numerosos hombres, incapaces de ver más allá de su aspecto.
El gran espejo del amor entre hombres. Historias de samuráis
En torno al año 1687 fue cuando el autor japonés que nos ocupó dio a forma a un total de veinte relatos que nos acercan a la homosexualidad existente entre numerosos samuráis durante el siglo XVII. Se trata de historias que hablan de esas relaciones entre hombres, tal y como fueron vividas en ese momento por numerosos varones, con sus sentimientos más profundos y sin dejar de lado en ningún momento sus compromisos de lealtad y las virtudes como caballeros que se les atribuían.
Tres obras especialmente interesantes y atractivas, que a nadie dejan indiferente.
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