Así se presenta Deborah Vukusic, una poetisa nacida el 23 de mayo de 1979. Con un nombre hebreo, cuyo significado es abeja y un apellido que hace referencia a orejas y lobo; lo que da el resultado de «Abeja con orejas de lobo«. Deborah es una de las figuras de la poesía española del momento y una de las cosas que caracteriza su obra es la denuncia de los hechos que vienen destruyendo desde hace siglos vidas y familias enteras, la guerra. ¿La conocemos juntos?
Entre la poesía y la interpretación
Deborah se autodenomina escritriz (escritora y actriz) y asegura que es una fiel seguidora de Bertolt Brecht, un prestigioso poeta alemán del siglo XIX. Aclara que su estilo poético encuentra ciertas similitudes con las de Brecht y en el libro sobre la guerra puede notarse, por el estilo de monólogo autobiográfico.
Sus dos grandes pasiones son la poesía y la interpretación y a ambas le dedica su tiempo; consiguiendo una fusión extraordinaria. Ver a Deborah sobre el escenario compartiendo sus poemas con una soltura y una implicación tan honda es fascinante. Toda ella se vuelve versos, poesía, arte. Creo que ha conseguido unir de una forma homogénea y enriquecedora estos dos artes que con el paso del tiempo hemos separado, pero que en al principio iban unidos.
Sus poemas se encuentran publicados en «Los versos de lo oscuro en Artépolis», algunos fragmentos que aparecieron en varios fanzines y en revistas de poesía, «Guerra de identidad» que apareció primero bajo el título «Me llamo Deborah Vukusic y posteriormente al ser publicado en la editorial Baile del Sol pasó a llamarse del otro modo. Además ha participado en varias antologías, entre las que se encuentra la «Antología 23 Pandoras» y «Poesía alternativa española».
Guerra de identidad
«Guerra de identidad» es una obra sumamente original donde la poetisa encara temas aterradores y dolorosos como la guerra, la pérdida de la armonía, el aislamiento y por supuesto la identidad. Siendo este último el tema eje del poemario, analizado desde una visión intimista, pero con una mirada social que podría ayudar a la verdadera comprensión de la guerra y las luchas desencadenadas entre los seres humanos a partir de una idea que no se comparte.
A partir de su infancia, del recuerdo de sus amigos, de su relación con sus abuelos, con sus padres y las consecuencias que en su vida ha tenido la guerra de Yugoslavia, Deborah nos trae la imagen desgarradora de la guerra, la verdadera realidad que se esconde detrás de las noticias, la que tiene que ver con las vidas cotidianas: familias que se destruyen, amigos que se separan para no volver a verse jamás, violencia en las calles, violencia en las casas, odio por doquier, y la huida como única y lamentable salvación para los que no tienen ni arte ni parte en la guerra, para los que deben padecer las consecuencias de este hecho nefasto sin haber hecho absolutamente nada por merecerlo.
La identidad de Vukusic está dividida entre Croacia y Galicia, pero ella parece tener un único discurso, el de la diversidad ante todo, el de saber apreciar cada cosa que puede darle cada una de estas culturas que forman parte de su existencia. En una entrevista le preguntaban si creía que a través de estos poemas intentaba sacar los fantasmas de abajo de la cama para que le dieran menos miedo y expresó que probablemente sí. Que enfrentarse a ellos es su objetivo y que pese a que es consciente de que es una guerra y que como tal no podrá salir ilesa de este conflicto, lo cree necesario y sabe que enfrentarse a ellos es aceptar de dónde viene y comprender quién es.
El proceso creativo de Vukusic
En lo que respecta al proceso creativo, Deborah es una artista a quien le gusta mucho compartir lo que hace con aquellas personas de las que respeta la opinión, por eso aún sus manuscritos suele darlos para leer, de este modo se establece una comunión de objeto y hecho artístico sumamente enriquecedor y que considera fundamental para poder acabar sus obras.
Asegura también que es obsesiva, que siempre lleva con ella aquello en lo que está trabajando, y que le gusta componer desde lo humilde de la vida cotidiana: perfumes, cuadros, palabras, etc.
Dice que se sienta a escribir cuando lo necesita, a partir de un estímulo profundo que la lleva a vomitar palabras sobre un papel. Más tarde lo revisa una y otra vez y lo va reconstruyendo, hasta convencerse de que lo que ha conseguido la deja medianamente conforme. Cuenta que tiene cientos de cuadernos, en todos pueden hallarse atisbos de maravillas y también porquerías. De todas formas, ahora se vale más del ordenador para llevar a cabo el trabajo, con una bebida fresquita y un cigarrillo (algunos escritores parece que no pueden prescindir del pucho para crear) y se predispone a poner en palabras algo que no sabe exactamente qué es, como si percibiera que un algo inexplicable le ordenara hacerlo.
Cada autor tiene sus razones para escribir. Algunos sienten una especie de destino, como si algo que no son capaces de manejar los llevara por ese camino aún contra su voluntad. Recuerdo un escritor que cierta vez me dijo que lo suyo era una condena, se veía abatido por tener que sentarse frente a una hoja en blanco, pero consideraba no tener escapatoria. ¿Puede ser que la literatura sea una condena? ¿No se supone que el arte nos libera? En fin…Todos tenemos razones para escribir, para pintar, para cocinar, para amar, y si no les gusta el término, podemos decir que todos somos movidos por algo para dedicarnos a hacer lo que hacemos. Y en este punto, me ha parecido re interesante lo expresado por Vukusic acerca de lo que la lleva a escribir, palabras con las que me siento muy identificada. Dijo:
La frescura y espontaneidad en la poesía
La guerra es un tema que reincide en la literatura, pero no lo hace por tratarse de un cliché sino porque es uno de los tópicos más necesarios. Porque los seres humanos parecemos no aprender de los daños, de las consecuencias que este hecho de tamaña envergadura tiene en la vida de sociedades enteras y de millones de vidas día a día a lo largo de todo el globo. Posiblemente, la lectura de Deborah pueda ayudar a entender más cosas, una persona dividida en dos, de un lado la guerra, del otro la campiña gallega; de un lado palabras en croata, del otro el gallego y el español; de un lado amigos que jamás volvió a ver, del otro el espacio para contar su historia y para convertirse en una poetisa antibélica… Una mujer dividida pero con autoridad para hablar de la guerra, del daño que causa y de la importancia de erradicarla de nuestras sociedades, porque sabe de qué se trata realmente.
Les dejo para terminar, una presentación que hizo Deborah para el Festival de Perfopoesía de Sevilla del año 2010, donde pueden apreciar una mínima parte de la obra «Guerra de identidad», espero que les guste.
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