La luz del rayo había temblado...
El mar era verde silencio de ostra.
En lo astral la luna iba ejerciendo su dominio
cargando sus depósitos de farolas y
los bronces del clarín anunciaban
su melódica presencia de ocaso,
del alba recuperada llegaban tus pies de salitre.
En tu cintura la violeta depuraba su aroma
donde el caos estampó
su orden en tus caderas de primavera/
Llevabas tu cara mojada con las virtudes
alimenticias del rocío,
tus manos recogían el oro del trigo y
el sol escondia su rubor naranja de vergüenza.
¡Amor!
Nada te despojó de tu blanca piel pura
ni ablandó las albinas algas de tus muslos,
tu esencia conservó sus dones y
cuando tu boca invadió el aire
en mis pabellones de carne blanda
entraba el zumbido de la abeja.
El día halló su hora de ecuación exacta
cuando tus rosados balcones
abrían su concha de pétalo curioso asomado al eclipse y
el pistilo abrumó el limite de su volumen
al agruparse rojizas coronas en tu frente.
- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 21 de agosto de 2011 a las 19:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 49
Comentarios1
Buen poema Ricardo, un lindo amanercer para aquella que está contido y tú la miras asi.
besos
TE AGRADEZCO NEGRA Y MIS DISCULPAS POR NO RESPONDER.JAJAJA JUSTAMENTE LA ESTABA MIRANDO. BESOS. RICARDO
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