Canta pájaro amante en la enramada
selva a su amor, que por el verde suelo
no ha visto al cazador que con desvelo
le está escuchando, la ballesta armada.
Tirale, yerra. Vuela, y la turbada
voz en el pico transformada en yelo,
vuelve, y de ramo en ramo acorta el vuelo
por no alejarse de la prenda amada.
Desta suerte el amor canta en el nido;
mas luego que los celos que recela
le tiran flechas de temor de olvido,
huye, teme, sospecha, inquiere, cela,
y hasta que ve que el cazador es ido,
de pensamiento en pensamiento vuela.
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