Octavio Paz

Octavio Paz Lozano fue un destacado escritor y diplomático nacido durante la Revolución en Ciudad de México el 31 de marzo de 1914, y fallecido en la misma ciudad el 19 de abril de 1998. Dadas las actividades políticas del padre, que lo mantenían fuera de casa por largos períodos, su crianza estuvo a cargo de su madre, una tía y su abuelo paterno, novelista que influyó mucho en sus primeros contactos con la Literatura. Su variada vida profesional abarcó desde la participación en la Embajada de México en la India hasta la docencia en numerosas universidades estadounidenses.
Su obra, influenciada desde temprano por poetas europeos de la talla de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, comprende tanto denuncias de carácter social como análisis de naturaleza existencial. Entre sus poemarios destacan "Libertad bajo palabra" y "Salamandra". El ensayo "La búsqueda del comienzo" es un buen ejemplo de su encuentro con el surrealismo en Francia. A su extensa y rica producción literaria deben sumarse las traducciones, como ser su versión en español de "Antología de Fernando Pessoa", sobre poemas del escritor portugués. Su estilo se ha transformado a lo largo de los años, producto de la apertura mental e ideológica del escritor, que nunca dudó en experimentar y adaptarse a las nuevas tendencias.

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Poemas de Octavio Paz

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Octavio Paz:

Dos cuerpos

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.

Tus ojos

Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
o toño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.

La calle

Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.

Más allá del amor

Todo nos amenaza:
el tiempo, que en vivientes fragmentos divide
al que fui
del que seré,
como el machete a la culebra;
la conciencia, la transparencia traspasada,
la mirada ciega de mirarse mirar;
las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la yerba,
el agua, la piel;
nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan,
murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba.

Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas,
ni el delirio y su espuma profética,
ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan.
Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser y el estar,
una vida más vida nos reclama.

Afuera la noche respira, se extiende,
llena de grandes hojas calientes,
de espejos que combaten:
frutos, garras, ojos, follajes,
espaldas que relucen,
cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos.

Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma,
de tanta vida que se ignora y se entrega:
tú también perteneces a la noche.
Extiéndete, blancura que respira,
late, oh estrella repartida,
copa,
pan que inclinas la balanza del lado de la aurora,
pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida.

Silencio

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.

Acabar con todo

Dame, llama invisible, espada fría,
tu persistente cólera,
para acabar con todo,
oh mundo seco,
oh mundo desangrado,
para acabar con todo.

Arde, sombrío, arde sin llamas,
apagado y ardiente,
ceniza y piedra viva,
desierto sin orillas.

Arde en el vasto cielo, laja y nube,
bajo la ciega luz que se desploma
entre estériles peñas.

Arde en la soledad que nos deshace,
tierra de piedra ardiente,
de raíces heladas y sedientas.

Arde, furor oculto,
ceniza que enloquece,
arde invisible, arde
como el mar impotente engendra nubes,
olas como el rencor y espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde el tiempo,
como camina el tiempo entre la muerte,
con sus mismas pisadas y su aliento;
arde como la soledad que te devora,
arde en ti mismo, ardor sin llama,
soledad sin imagen, sed sin labios.
Para acabar con todo,
oh mundo seco,
para acabar con todo.

Biografía de Octavio Paz

Nació el 31 de marzo de 1914 en Mixcoac (Distrito Federal de México). Era nieto del escritor Irineo Paz, y la biblioteca de su abuelo, fue la primera en mostrarle las obras culturales más representativas. Su padre era Octavio Paz, que había participado en la Revolución Mexicana.

Octavio Paz
De pequeño, se mudó con su familia a Estados Unidos, donde comenzó sus estudios.

La sangre revolucionaria legada por su progenitor, se manifestó en su participación en los levantamientos estudiantiles, que lograron la autonomía de la Universidad de México, en 1929.

Su primer poema "Cabellera", lo publicó a la edad de 17 años. A partir de esa época, comenzó la creación y colaboración con revistas literarias, siendo la primera "Barandal", y luego, "Cuadernos del Valle de México".

En 1933, apareció su primer poemario "Luna Silvestre".

En 1937, ocupó el cargo de profesor rural en Yucatán, donde contrajo enlace con la escritora Elena Garro. Ese año viajó a España, durante la Guerra Civil Española, y participó junto a su esposa en el Congreso de Escritores Antifascistas celebrado en Venecia, publicando "Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España", "Perfil del Hombre" y "No pasarán". De esa época data su contacto con el poeta Pablo Neruda.

Regresó a México en 1938, y colaboró en la creación del diario "El Popular", siendo su redactor jefe. Ese mismo año, fundó la revista "Taller", en colaboración con Efraín Huerta y Rafael Solana, donde pudieron expresarse jóvenes escritores españoles exiliados en México.

En 1939 publicó "A la orilla del mundo" y "Noche de resurrecciones".

En 1940, junto a Xavier Villaurrutia fundó la revista "El hijo pródigo".

La poesía inglesa llegó a su conocimiento a través de un viaje que realizó a Estados Unidos en 1944, al serle concedida la beca Guggenheim.

Entre 1946 y 1952, fijó su residencia en París, al ingresar al servicio Exterior Mexicano. Allí, conoció varias personalidades como André Bretón y Albert Camus. Sus ideas, bajo tales influencias se inclinaron hacia posiciones antimarxistas y surrealistas. En este período nacieron las siguientes obras: "Libertad bajo palabra" (1949), "Piedra de sol", "El laberinto de la soledad" (1950), "¿Águila o sol?" (1951) y en 1956 "El arco y la lira".

El pensamiento oriental, de gran influencia en su creación le fue revelado a través de sus viajes a la India y Japón que realizó en 1951 y 1952, respectivamente.

En 1955, fundó "Poesía en voz alta", grupo que consolidó con la colaboración de Leonora Carrington, Juan Soriano y Juan José Arreola. Colaboró con la "Revista mexicana de literatura" y con "El corno emplumado".

En 1956 escribió una obra de teatro: "La hija de Rapaccini". Ese mismo año fue galardonado con el premio Xavier Villaurrutia.

Regresó a Francia en 1960, y en 1962, fue nombrado embajador de México en la India. De este período, pueden destacarse: "Salamandra" y "Ladera este".

En 1965, publicó un ensayo dedicado a cuatro poetas destacados: Luis Cernuda (español), Fernando Pessoa (portugués), Ramón López Velarde (mexicano) y Rubén Darío (nicaragüense).

Octavio Paz
En 1966 y 1967, respectivamente, surgen "Puertas al campo" y "Corriente alterna".

El 2 de octubre de 1968, se produjo en México la matanza de estudiantes, y esto motivó su renuncia al cargo de embajador como acto de protesta.

Regresó a México en 1971, donde creó la revista "Plural".
Publicó un poema en prosa "El mono gramático", posteriormente "Los hijos del limo" (1974), "Pasado en claro" (1975) y en 1976, nace la revista "Vuelta", de gran difusión y prestigio.

En 1979, surge una obra política "El ogro filantrópico".

En 1981 se lo condecoró con el Premio Cervantes.

En 1982 publicó "Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe", en 1983 "Tiempo nublado" y "Sombras de obras", en 1984 "Hombres en su siglo", en 1987 "Árbol adentro", en 1990 "Pequeña crónica de grandes días" y "La otra voz", distinguiéndoselo en ese año con el Premio Nobel de Literatura.
Entre 1991 y 1995 surgen: "Convergencias", "Al paso", "La llama doble", "Itinerario" y "Vislumbres de la India".

Tras una larga enfermedad, falleció en la ciudad de México, el 20 de abril de 1998.

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