Tú cuya carne, hoy dispersión y polvo,
pesó como la nuestra sobre la tierra,
tú cuyos ojos vieron el sol, esa famosa estrella,
tú que viniste no en el rígido ayer
sino en el incesante presente,
en el último punto y ápice vertiginoso del tiempo,
tú que en tu monasterio fuiste llamado
por la antigua voz de la épica,
tú que tejiste las palabras,
yú que cantaste la victoria de Brunanburh
y no la atribuiste al Señor
sino a la espada de tu rey,
tú que con júbilo feroz cantaste,
la humillación del viking,
el festín del cuervo y del águila,
tú que en la oda militar congregaste
las rituales metáforas de la estirpe,
tú que en un tiempo sin historia
viste en el ahora el ayer
y en el sudor y sangre de Brunanburh
un cristal de antiguas auroras,
tú que tanto querías a tu Inglaterra
y no la nombraste,
hoy no eres otra cosa que unas palabras
que los germanistas anotan.
Hoy no eres otra cosa que mi voz
cuando revive tus palabras de hierro.
Pido a mis dioses o a la suma del tiempo
que mis días merezcan el olvido,
que mi nombre sea Nadie como el de Ulises,
pero que algún verso perdure
en la noche propicia a la memoria
o en las mañanas de los hombres.
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me gusto esta pagina.
pude observar poemas de autores buenisimos.
muchas gracias.
gloria.
De nuevo la magia del Olimpo te conmueve en la pluma de Borges. Lo mejor que ha dado la Argentina, tan Veraniego como nuestro grandisimo Alvaro Mutis.
Y Borges siempre quiso que se hiciera literatura con hechos épicos. Lo dejó encomendado a nosotros (los escritores jóvenes) en su Arte Poética (conferencias en Harvard). Él aquí lo hace con la batalla comandada por olaf, el vikingo. No nos quedemos atrás y sigamos la profesía del maestro Jorge Luis Borges.
Saludos poetas!!!!!!
Este poema refleja que no solo era un escritor para Buenos Aires o Argentina, se siente como una mística universal cuando se lee a Borges... ahora entiendo las polémicas con los otros escritores latinoamericanos.
vencido en Italia o en Granada
si no hubiera habido soldados
anónimos, el capitán no habría
vencido solo con discursos ni con
la ayuda de Diós, esto tampoco
se lo agradeció el rey Fernando
peleó contra las jerarquias
del Vaticano, todo fué posible
con su noble mando y sus
valientes infantes a él
enconmendados. Dió a
España gloria el muy
esforzado y al Rey Católico
el muy avaro todo este
legado le pareció muy caro.
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