Poemas de Alberto Ángel Montoya
- A una amazona (G. B.)
- Campo de caza
- Cena
- Cita
- El alba inútil
- El beso
- Es un dulce presagio
- Estuvo ella tan cerca
- Fémina
- La voz apenas
- Las copas
- Ofrenda
- Preludio
- Romance de la niña inocente
- Romance del estío
- Se extasiaban tus ojos en la espera
- Tu mano
- Tu pie
- Variación para un recuerdo
- Volvió algún día mi pasión errante
- Vuelo al corazón
Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Alberto Ángel Montoya:
El beso
Un pebetero erótica fragancia
de ámbar y nardo en el salón deslíe,
al par que en bronce un sátiro sonríe
impregnando de mal toda la estancia.
Verde malva es el traje, y tu elegancia,
porque a su encanto mi pasión confíe,
mientras las copas un efebo escancia,
perversamente en el diván se engríe.
Súbito el vino tu fervor desmaya
en un rictus de amor. Mi mano ensaya
buscar el seno repulido y breve.
Y cuando tú revives de la ignota
languidez pasional, mancha una gota
de sangre tibia tu mentón de nieve.
Cita
Cómo era de hermoso el albo cuello
al quitarte la marta cibelina.
Cómo era la espalda de divina.
Cómo el hombro en su albor era de bello.
Emuló con sus uñas el destello
del diamante nupcial tu mano fina,
y cayó con la marta cibelina
tu pudor a mis manos desde el cuello.
Te cercaban batistas y pecados
y a un tiempo con tu veste descendía
mi caricia inicial por tus collados.
La tarde aún en tu diamante ardía,
pero al vagar por tus oscuros prados
la noche negra comenzó en tu umbría.
Las copas
Para buscar el alma de los vinos
no me basta mi cáliz cincelado.
Quiero altas copas de cristal tallado
que imiten largos cuerpos femeninos.
Copas en cuyos bordes cristalinos
el vino fuera un beso prolongado,
ya que en todas las bocas que he besado
los besos fueron capitosos vinos.
Unas en cuya euritmia transparente,
nuestros ávidos ojos evocaran
giros de amor en cuerpos de serpiente.
Otras castas cual núbiles doncellas,
y tan frágiles, ay, que se quebraran
en nuestras manos al beber en ellas.
Vuelo al corazon
Vuelo del corazón que se ha abatido
de tan alto volar sobre tu seno.
Vuelo del corazón que en campo ajeno
cayó ayer al azar de lo perdido.
Unos ojos de cielo descendido,
y un seno en nube hacia ese azul, y lleno
de aquel mirar el seno, y sobre el seno
el amor en dos nubes repartido.
Nada más fue este amor. Mi campo cierra
hoy un límite exacto, y el desvelo
de un otro amor por mis dominios yerra.
Nada más fue este amor que el sólo vuelo
de haber soñado que la oscura tierra
pudiera ser la nube y ser el cielo.
Femina
Con una ambigüedad de ave y de fiera,
leopardesa y paloma en tu destino,
al selvático ardor juntas un fino
tacto de arrullo en virginal espera.
Mas, ay, que tras la plácida quimera,
vuelven a ser por dualidad del sino,
garra la mano al ímpetu felino
y anca de leona la gentil cadera.
Con cuánta candidez de virgen muda
por la sorpresa, en tu callar se advierte
frágil pudor que la inocencia escuda,
sabiendo que otra vez, lúbrica y fuerte,
volverás a gemir toda desnuda
aún en los brazos del Ángel de la muerte.Volvio algun dia mi pasion errante
Volvió algún día mi pasión errante
a tu ardua playa que llamé yo mía.
Marino sólo en su melancolía,
viré hacia ti la ruta y el instante.
Volví a ganarte, oh isla, al expectante
litoral de tu flanco y su armonía.
Mar al cielo y al cielo la osadía
del vuelo al mar....Y el litoral delante.
Ojos y sexo por ganar la gloria
de tu cuerpo insular. Era la guerra
del placer y el dolor por su victoria.
Y en los ojos y el sexo --cielo y tierra--
perdí tu amor pero gané tu historia:
oh Gladys B***, tu cuerpo fue Inglaterra.