Te debo esta batalla, no así a los que un día me enseñaron a pagar
con otra moneda este oscuro trabajo en que se pierde la memoria,
tú lo sabes por esta caja de pandora, por este temblorcito
/ donde caen las gotas
de algún llover que hace mirar las cosas con un deleite de anfitrión,
/ del que mira
desde los ojos de sus bolsillos un mundo pobre, algo así como un
/ niño matador de insectos,
a esa hora de los invernaderos, de las peluquerías, del solipsismo
/contra lo real
que vive adentro de estas cosas,
de la mierda misma que dejaron los abuelos paternos y que nosotros
/ llevamos con desesperación.
Te debo, porque un día lleno de amor feudal quisiste enseñarme
/ tus dominios
y hablaste de la razón como de un espejo recién quebrado
y a la hora de comer abrías los ojos, te dabas el lujo de preguntar
/ por mi salud,
recomendarme un viaje al exterior pasando indiscutiblemente por
/ el jardín botánico,
sin darte cuenta o por lo menos tratando de ignorar que el escarabajo
/ se llena de su porquería,
se envuelve mejor dicho y retorna al hoyito como el origen
/ de todos los orígenes.
Si no lo crees podríamos hacer la prueba yéndonos y regresando
/ al mismo sitio,
a esa misma hora en que guardamos los instrumentos de siempre,
/ regresaremos,
aún cuando esa frase gastada de quienes regresan ya no son los
/ mismos, nos de estupor, deseos
malsanos, ganas de escupir al suelo, reírnos como locos,
pataleando sobre estos papeles donde muchos vienen a escribir
/ historias falsas,
suicidios de muchachos increíbles, la pérdida del pelo, el falso
/ juego del vereno,
esas muchachas en plena entrega, esas muchachas que gritan
/ amor mío con los dientes apretados.
Te debo esta batalla, quizá la última de las primeras, esta batalla
/ sin caballos,
sin armas, sin escudos, a pie,
cambiando de sonido y de lugar, haciendo de la vida la mejor coartada
para vencer estos demonios del orden,
de las creencias en el más allá, de los confetis arrojados desde el
/ balcón más alto.
Porque estás cada vez más dentro de lo posible, circundada por todos
/ los temores;
esta batalla te la debo a ti,
esta batalla de llegar al mismo sitio como el escarabajo.
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