I
ocurre
a veces que sentado
a mi propia mesa mientras alzo
la copa más amarga por vosotros
llegáis abrís de golpe os atrevéis
a invadir mi casa sus cimientos
la puerta que da al sol lo que he guardado
en el cuarto trastero con sigilo
para hablar de lo mucho que nos duele
subir por la palabra hasta el asombro
al encuentro a la verdad a las alturas
y dejarse caer sobre la vida
II
sucede
con frecuencia que la noche
nos sorprende con un pan entre las manos
y lloramos la muerte de un amigo
su entera dimensión lo que solía
entregarnos a cambio de un abrazo
de una estrella capturada por la espalda
cuando piedra sobre piedra fuimos nube
sorpresa compartida aire preciso
cuando un dios a nuestro paso declinaba
su oscura fiereza y nos sabía
más cercanos que nunca a sus dominios
III
acontece
en fin que nos miramos
al fondo de los ojos y hay un hombre
que regresa hasta nosotros que maldice
el pan sobre la mesa la palabra
que nadie ha pronunciado todavía
y es entonces sabedlo sólo entonces
cuando toda la casa se derrumba
por mucho que gritemos o amanezca
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