Que hermoso abandonarse
a los besos que la tierra
con sus labios hinchados
le regala a los pies
antes de escupir y hacernos
temblar con sus reclamos
yo aprovecho esos días
para acariciarla descalza
le froto
el vientre
el ocre
la grama
el fruto
abro ventanas
y le grito
-¡ te quiero!-
a veces se queda callada
como cuando estas ausente
a veces me contesta
con florecillas blancas
o algún durazno
y otras veces se humedece
de puro cariño que me tiene.
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