Astrolabio Dos

Felices días me ha dado este mes de octubre. Por un lado, un poco de lluvia para refrescar la mente y el alma; por otro, tres novedades bibliográficas: La escritora María Cristina Orantes me envió su libro LLAMA Y ESPUMA que a decir de Carmen González, su poesía calienta como el mejor fuego.

Clásicos Roxsil, por su parte me ha hecho partícipe del Catálogo comentado de sus obras; en el aparece mi RUMOR DE PAJAROS. Me niego a creer que es mi mejor obra, pues tendría que dejar a un lado VIGILIA DEL NAUFRAGO y LECTURA DEL SILENCIO con las cuales me siento sumamente identificado. García Márquez, nos hace partícipes de su periplo vital: VIVIR PARA CONTARLA. Autobiografía novelada o, mejor dicho, otra novela de su vida. Bien pudiera ser, también, un tratado de pedagogía de la vida. De ella emergen muchos elementos paradigmáticos del quehacer educativo de los pueblos como la manera de educar de las familias.

Otro libro hermoso que recién estoy comenzando a leer es CUERPO SOBRE CUERPO, antología de la poesía cubana. Uno necesita incorporar misterios a la vida para devolver los secretos en compartida claridad. La escritura en su más esencial propósito conlleva una noción de claridad. “Iluminar es la intención explícita y el recurso más íntimo de un escritor. Por decirlo de algún modo: iluminar en poesía, es alcanzar a situarse en el punto original de la invención”. Igual proeza cabe al educador o pedagogo. Su recurso íntimo es iluminar otras mentes.

“Aislada exhibe la noche su quietud o silencio./ Temores trepan a los sentidos del que parte./ Salta el rayo incierto dibujado por la luna: Rescata paisajes del sueño que pugnan por nacer./ Apenas la sombra persiste desnuda entre piedras./ Apenas se abre vacía la mirada al seno de lo oscuro./ No ve la mano definitiva que esta hora brinda: Nunca igual./ Parece insinuar persecuciones el mismo eco que despide”. (Aislada Noche de José Ramón Sánchez).

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