La vida del escritor peruano Alberto Hidalgo Lobato comenzó el 23 de mayo de 1897 en la ciudad de Arequipa.
Juana Rosa Lobato Ocharan y Santiago Hidalgo Hidalgo fueron los progenitores de este hombre que, pese a haberse mudado a Lima con el deseo de completar la carrera de Medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, tiempo después de iniciar su formación universitaria optó por abandonar esos estudios y dedicar su tiempo a la creación literaria.
Las primeras composiciones poéticas de quien fuera colaborador de medios como las revistas “Colónida” y “Caras y Caretas” e impulsor de publicaciones como “Oral” y “Pulso” fueron “Panoplia lírica”, “Las voces de colores” y “Joyería”. Con los años llegarían “Actitud de los años”, “Carta al Perú”, “Poesía inexpugnable”, “Los sapos y otras personas” y “Diario de mi sentimiento”, entre otras obras que le permitieron demostrar que además de talento poético tenía habilidades como ensayista y cuentista. Por otra parte, apeló al seudónimo Dr. J. Gómez Nerea para publicar una colección centrada en la labor de Sigmund Freud.
El 12 de noviembre de 1967, a poco de haber recibido el Gran Premio de Honor que le concedió la Fundación Argentina para la Poesía, Alberto Hidalgo encontró la muerte en Buenos Aires. Por ese entonces, su cuerpo fue llevado al cementerio de La Chacarita pero el sitio elegido para el descanso eterno del también responsable de propuestas como “El universo está cerca”, “España no existe”, “Poesía de cámara” y “Aquí está el anticristo” fue el mausoleo ubicado en el Cementerio General de La Apacheta, lugar localizado en Arequipa al cual sus restos llegaron en 1971.
Cabe destacar que, en 2007, tal como informamos en su momento en Poemas del Alma, una sobrina de Alberto Hidalgo llamada Marta Dearma decidió donar a la Embajada del Perú en Argentina varios libros creados por su tío.
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