La poesía italiana de comienzos del siglo XX estuvo marcada por el movimiento conocido como hermetismo, que tuvo entre sus principales exponentes a Salvatore Quasimodo, Eugenio Montale y Giuseppe Ungaretti. Otro de los referentes del grupo fue Alfonso Gatto, autor nacido el 17 de julio de 1909 en la ciudad de Salerno, perteneciente a la región de la Campania.
Los problemas económicos de su familia marcaron su infancia y su juventud. Gatto inició su formación académica en Salerno: fue en el liceo de su tierra natal donde descubrió su amor por la literatura. En 1926, con la intención de cursar estudios superiores, se sumó a la Universidad de Nápoles Federico II. Sin embargo, la falta de dinero lo obligó a dejar de lado su sueño.
Gatto empezó entonces a trabajar en diferentes lugares para ganarse la vida. Fue librero, docente, periodista y corrector, por ejemplo. De manera paralela inició su producción literaria con el poemario “Isla”.
Por oponerse al fascismo, las autoridades lo encarcelaron en 1936 y estuvo un semestre en una prisión de Milán. Al recuperar la libertad publicó “Muerto en los pueblos”. Comprometido con la creación artística, Gatto se unió a Vasco Pratolini para la fundación de Campo di Marte, una publicación literaria que nació en 1938 y se editó durante un año.
En los años siguientes militó en el comunismo, continuó su labor como docente y siguió colaborando con diversos medios de comunicación. Su producción como escritor se incrementó con trabajos de poesía y de prosa como “Amor de la vida”, “La fuerza de los ojos”, “La madre y la muerte”, “La playa de los pobres”, “La cola de paja”, “La esposa niña” y “Rimas de viaje para la tierra pintada”. Incluso presentó “El duelo”, una obra de teatro.
El reconocimiento al talento literario de Alfonso Gatto quedó plasmado en distinciones como el Premio Bagutta y el Premio Viareggio. El 8 de marzo de 1976, en Capalbio, un accidente vial terminó abruptamente con su vida.
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