Alfonso Hernández Catá

Aldeadávila de la Ribera es un pueblo español que no llega a los 2.000 habitantes. En dicha localidad de la provincia de Salamanca nació, el 24 de junio de 1885, Alfonso Hernández Catá.

Hijo de un coronel del ejército español y de una cubana, apenas nació se instaló con su familia en la tierra natal de su madre, viviendo en Santiago. En la adolescencia regresó a España para estudiar en un colegio militar de Toledo aunque, sin intención de seguir los pasos de su padre, abandonó la formación y se radicó en Madrid, donde se acercó al modernismo.

En los años siguientes, Hernández Catá aprendió idiomas y estudió Historia y Psicología. Su faceta como autor quedó en manifiesto en 1907, cundo presentó su ópera prima: “Cuentos pasionales”.

Tras contraer matrimonio con Mercedes Galt, Hernández Catá volvió a Cuba junto a su esposa. En La Habana comenzó a colaborar con Diario de la Marina y otras publicaciones. A partir de 1909 inició su trayectoria como diplomático, siendo asignado como cónsul de segunda clase a Francia (El Havre), Inglaterra (Birmingham) y España (Santander, Alicante y Cádiz) y luego como cónsul de primera clase a Madrid. También estuvo a cargo de los negocios de Cuba en Portugal. De 1933 en adelante, Hernández Catá fue embajador cubano en Panamá, Chile y Brasil.

De manera simultánea a su carrera diplomática forjó su camino como escritor. Como dramaturgo, fue co-autor de obras junto a Alejandro Casona, Eduardo Marquina y Alberto Insúa, además de creador en solitario de “La casa deshecha”, “La noche clara” y otros trabajos. Hernández Catá también escribió novelas como “Pelayo González” y “La muerte nueva”, libros de cuentos como “Los frutos ácidos” y “Los siete pecados”, poemarios como “Lírica” y ensayos como “Mitología de Martí” y “Zoología pintoresca”.

Su fallecimiento se produjo el 8 de noviembre de 1940, mientras era embajador en Brasil. Alfonso Hernández Catá volaba sobre la Bahía de Botafogo cuando su aeronave sufrió un accidente.