La vida del escritor salvadoreño Edgardo Alfredo Espino Najarro, popularmente conocido por el seudónimo de Alfredo Espino, comenzó el 8 de enero de 1900 en el departamento de Ahuachapán. Fue el segundo de ocho hermanos.
El amor por la literatura y el interés por el universo artístico en general lo heredó de sus padres, Alfonso Espino y Enriqueta Najarro, quienes se dedicaban a la docencia y tenían experiencia en el ámbito poético. “Diario de El Salvador”, “La Prenda”, “Opinión Estudiantil” y “Lumen” fueron los medios que le permitieron a Espino dar a conocer a edad temprana sus habilidades para la escritura.
En su juventud se instruyó en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de El Salvador pero, hacia el final de su existencia, cuestiones familiares y sentimentales lo desequilibraron y le impidieron salir adelante a nivel profesional pese a que había podido doctorarse con una tesis denominada “Sociología estética”.
Según se cuenta, intentó aliviar sus penas de amor y los conflictos con sus padres frecuentando burdeles y bares de San Salvador, ciudad en la cual el 24 de mayo de 1928 encontró la muerte como consecuencia de un consumo excesivo de alcohol.
Sus restos, en un primer momento, fueron llevados al Cementerio General de la capital de su país pero, décadas más tarde, llegaron a la Cripta de los Poetas ubicada en un cementerio privado llamado Jardines del Recuerdo.
Como en su breve paso por este mundo Alfredo Espino elaboró muchos poemas, por iniciativa de sus amigos se recopilaron esos textos tras su fallecimiento para difundirlos mediante una publicación titulada “Jícaras tristes”. Gracias a este libro, mucha gente de distintas edades y nacionalidades sabe quién fue y qué aportes literarios hizo Alfredo Espino, un hombre que ha sido merecedor de múltiples homenajes que buscan mantener vivo su legado. En 2003, por ejemplo, varios estudiantes desfilaron por calles frecuentadas por el autor y declamaron poemas de su producción.
Comentarios1
Un libro que ha sido llevado
en El Salvador,
a lectura impositiva
de los primeros años
como bases de la literatura
Sin duda, la influencia
de la familia
en los medios escritos
le dio este alcance
No discuto la calidad
de su verso
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