André Chénier

El 30 de octubre de 1762, en la ciudad de Estambul (Turquía), nació André Marie Chénier. Su padre, oriundo de la región francesa de Languedoc, trabajó mucho tiempo comercializando ropa en el Levante mediterráneo y por entonces se desempeñaba como diplomático francés en localidad otomana.

La familia Chénier, de todos modos, regresó a suelo francés cuando el pequeño André tenía apenas tres años, aunque su progenitor luego vivió varios años en Marruecos, trabajando como cónsul. André Chénier y su hermano Marie-Joseph se criaron en la vivienda de una tía en la localidad de Carcasona hasta que ambos retornaron a la capital francesa para estudiar en el Colegio de Navarra.

Instalado en París, Chénier comenzó a vincularse con la poesía. En el salón literario de Élisabeth Santi-Lomaca, su madre, tuvo la oportunidad de entrar en contacto con diversos escritores, músicos y artistas. Sus primeros escritos fueron églogas y elegías, que creó sobre todo después de un viaje por Roma, Pompeya y Nápoles que le pemitió acercarse a poetas clásicos.

“Hermes”, “La joven de Tarento” y “Suzanne” están entre sus obras de estos años, que no llegó a publicar por aquellos días. En 1787, se instaló en Londres como secretario del embajador, permaneciendo tres años en Inglaterra.

Tras el inicio de la Revolución Francesa, regresó a París. Chénier colaboró con un periódico y presentó textos satíricos, donde reflejó su apoyo a la monarquía constitucional. Por su defensa al rey Luis XVI fue encarcelado; en prisión, escribió varios poemas, como “La joven cautiva”.

El 25 de julio de 1794, André Chénier murió en la guillotina por orden de Maximilien Robespierre, a quien había criticado en numerosos artículos periodísticos. La mayoría de sus obras fueron publicadas de manera póstuma y aparecieron con el correr de los años, incrementando su popularidad. En 1896, incluso se estrenó una ópera con libreto de Luigi Illica y música de Umberto Giordano que recordó su vida y su obra: “Andrea Chénier”.