El español Andrés González-Blanco nació en agosto de 1886 en la ciudad de Cuenca, perteneciente a la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Posiblemente haya heredado el amor por la literatura de su padre, un escritor y docente que también se llamaba Andrés. Las letras, después de todo, lo cautivaron tanto como a sus hermanos Edmundo (ensayista, dramaturgo, novelista y traductor) y Pedro (destacado cronista y conferencista).
González-Blanco se crió en la localidad asturiana de Luanco. Tras el fallecimiento de su progenitor, se instaló en Madrid con su madre y sus hermanos. De todos modos, luego se mudaría a Oviedo para ingresar a un seminario donde permaneció una década.
En 1903, sin embargo, dejó el seminario para estudiar Filosofía y Letras en Madrid, asistiendo a la Universidad Central (hoy llamada Universidad Complutense). También vivió en Francia y en México. A través de sus colaboraciones periodísticas, sus ensayos, sus novelas y sus poemarios, poco a poco fue cosechando reconocimiento.
“Los contemporáneos: apuntes para una historia de la literatura hispanoamericana a principios del siglo XX”, una obra de crítica literaria compuesta por tres tomos, es uno de sus trabajos más famosos. “Poemas de provincia y otros poemas”, “El castigo”, “La eterna historia”, “La sacrificada”, “Brisas de ultramar”, “El paraíso de los solteros”, “La juerga triste” y “Regalo de reyes” son otros libros de la autoría de este hombre que tradujo a Stendhal, Edgar Allan Poe, José María Eça de Queiroz (o Queirós) y otros escritores.
Miembro de la masonería, González-Blanco realizó antologías de Rubén Darío, Pío Baroja y Ramón de Campoamor. Además se dedicó a la difusión de la literatura portuguesa en España y apoyó a numerosos autores latinoamericanos que llegaban a Madrid con la intención de dar a conocer sus textos.
Andrés González-Blanco murió en la capital española en 1924. Su archivo personal forma parte del acervo de la Biblioteca de Asturias Ramón Pérez de Ayala.
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