A la escritora británica Ann Radcliffe, quien llegó a este mundo el 9 de julio de 1764 en el área londinense de Holborn, se la suele señalar como la reina de la novela gótica. A fin de renovar el interés general por su vida y obra, en los párrafos siguientes informaremos quién fue y qué aportes literarios hizo esta mujer que, en verdad, se llamaba Ann Ward y era descendiente de la pareja conformada por un comerciante inglés de buena posición económica bautizado como William Ward y una mujer conocida como Ann Oates.
Antes de detallar cómo fue su debut en la literatura, es interesante señalar que, durante su infancia, la autora vivió de manera esporádica en Chelsea junto a su tío Thomas Bentley.
Según se cuenta, fue el periodista y editor William Radcliffe, su marido desde 1788, quien la incentivó para que comenzara a divulgar los relatos que ella elaboraba como pasatiempo. Un año después, llegó la publicación de su primera propuesta, bautizada en inglés como “The castles of Athlin and Dunbayne”.
Poco a poco, Ann empezó a cautivar con sus historias a numerosos lectores, que en su mayoría eran mujeres pertenecientes a las clases sociales más altas. “Los misterios de Udolfo” y “El italiano, o el confesionario de los penitentes” son algunas de las obras de su autoría que fueron traducidas al español. En inglés, en tanto, su legado abarca también títulos como “A sicilian romance” y “The romance of the forest”.
Por la calidad de sus trabajos y el prestigio que acumuló como exponente del universo literario, Radcliffe tuvo influencia sobre novelistas como Jane Austen y Sir Walter Scott, por señalar dos a modo de referencia.
La vida de Ann Radcliffe llegó a su fin el 7 de febrero de 1823 como consecuencia de una insuficiencia respiratoria enmarcada en un cuadro de neumonía.
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