Edith Alice Mary Harper, reconocida a nivel literario bajo el seudónimo de Anna Wickham, fue una autora nacida en la ciudad londinense de Wimbledon durante 1883 que quedó en la historia como una de las más sobresalientes exponentes del ámbito poético de la primera parte del siglo XX. Vale la pena rescatarla del olvido y valorar su legado.
Esta mujer, precursora de la poesía enmarcada en la llamada corriente modernista, creció y vivió entre Australia, su tierra natal y el territorio francés. Para firmar el libro con el cual inició su producción literaria, según se ha podido documentar, apeló al alias de John Oland.
Anna, después de residir en localidades australianas como Sidney y Brisbane, volvió a Londres. Corría el año 1904 y, por ese entonces, además de instruirse en canto, obtuvo una beca que le dio la posibilidad de desplegar sus habilidades para el teatro. Dos temporadas más tarde contrajo matrimonio con el abogado Patrick Hepburn y fruto de ese amor nacieron cuatro herederos. Richard, uno de sus hijos, falleció a edad temprana por escarlatina y esa pérdida la motivó a instalarse en París para procesar el lamentable hecho e intentar salir adelante. En relación a su vida sentimental, ha trascendido que, pese a tener marido, tuvo encuentros íntimos con un escritor y que llegó a experimentar un amor no correspondido con Natalie Clifford Barney.
“Songs by John Oland”, “The Contemplative Quarry”, “The Man With A Hammer” y “The Little Old House” son algunas de las obras que le dieron notoriedad a esta autora que cultivó un estilo bohemio y se comprometió con un movimiento filantrópico que ofrecía asistencia y protección en el área de maternidad de un hospital.
En 1947, Anna Wickham, quien hacia 1911 debió ser ingresada en un centro de atención psiquiátrica por varias semanas a raíz de problemas emocionales, decidió ponerle fin a su existencia.
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