La vida del poeta modernista António Thomaz Botto comenzó el 17 de agosto de 1897 en la localidad portuguesa de Concavada.
A Lisboa, la ciudad que influenció su creatividad literaria a partir de las tradiciones y el estilo de vida local, llegó en 1902 cuando sus padres decidieron instalarse en el barrio de Alfama.
Aunque no tuvo acceso a una buena educación y desde edad temprana se vio obligado a trabajar, este hombre logró dejar huella en la cultura desplegando sus habilidades para la escritura. Según se cuenta, su interés por los escritores y los libros surgió cuando una librería lo contrató como empleado.
“Trovas” marcó en 1917 el debut como poeta de este portugués que, en 1924, viajó por razones laborales a Angola. Meses más tarde apareció “Cantigas de saudade” y, en 1919, “Cantares”. “Cançöes” vio la luz en 1920 pero alcanzó visibilidad en 1922, cuando se lanzó la segunda edición y un artículo periodístico puso el foco en el contenido de la obra, despertando el rechazo de los conservadores por considerarlo inmoral debido al abordaje del amor homosexual. Finalmente, en 1923 se retiró esta publicación de las librerías.
En noviembre de 1942, las autoridades del servicio civil decidieron expulsarlo por diferentes motivos, aunque António, ya enfermo de sífilis, lo vinculó directamente a su homosexualidad.
En 1947, el autor emigró a territorio brasileño junto a Carminda Silva Rodrigues, con quien llegó a contraer matrimonio. Primero vivieron en San Pablo y, más tarde, en Río de Janeiro. Allí fue atropellado el 4 de marzo de 1959 y estuvo hospitalizado varios días aunque los médicos nada pudieron hacer para salvarle la vida: António Botto murió el 16 de marzo.
Desde noviembre de 1966, sus restos se encuentran en el cementerio do Alto de Sao Joao ubicado en Lisboa. En su honor se decidió bautizar con su nombre a la biblioteca municipal localizada en la ciudad de Abrantes.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.