A lo largo de su vida, el costarricense Adolfo Dolores Aquileo de la Trinidad Echeverría Zeledón sumó experiencia como periodista y demostró sus habilidades para la escritura a través de varios libros. Más allá de estas actividades que lo sacaron del anonimato, este hombre nacido el 22 de mayo de 1866 en San José de Costa Rica, descendiente de la pareja formada por Trinidad Zeledón y Aquileo Echeverría, también se desempeñó en Estados Unidos como agregado de la embajada de Costa Rica en Washington e intervino en la campaña militar en contra del presidente guatemalteco Justo Rufino Barrios.
Tras cursar la escuela primaria y asistir un tiempo al Instituto Nacional, Echeverría se instaló en Nicaragua, donde fue ayudante militar y entabló un vínculo de amistad con Rubén Darío, poeta nicaragüense junto al cual trabajó en un periódico de El Salvador conocido como “La Unión”.
El 1 de septiembre de 1885, quien fuera colaborador de medios como “La Patria», “La República” y “El Comercio” contrajo matrimonio con María Dolores Flores Zamora. Ocho temporadas después, se mudó a la ciudad costarricense de Heredia, en cuya biblioteca pública comenzó a trabajar. Allí, además, estableció una pulpería.
Echeverría, considerado por muchos como el “poeta nacional” de Costa Rica, es responsable de títulos como “Crónicas y cuentos míos”, “Concherías” y “Romances”.
El 11 de marzo de 1909, como consecuencia de graves problemas de salud que habían obligado a trasladarlo hasta la Casa de Salud de Barcelona para intentar mejorar su estado, Aquileo Echeverría encontró la muerte en territorio español. Sus restos retornaron a su tierra natal en 1915 gracias a la gestión del Ateneo de Costa Rica y, décadas más tarde, el poeta fue reconocido por la Asamblea Legislativa como Benemérito de las Lenguas Patrias. En 1961, además, el Ministerio de Cultura de Costa Rica creó en honor a este escritor el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría.
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