El calendario marcaba el 20 de septiembre de 1897 cuando, en la ciudad española de Badajoz, llegó al mundo Arturo Barea Ogazón quien, al crecer, se destacaría como exponente del universo literario.
Tras la temprana muerte de su padre, el autor se trasladó en compañía de su madre y sus hermanos a Madrid. Por ese entonces, el pequeño Arturo estuvo al cuidado de unos tíos de buen pasar económico que se ocuparon de proporcionarle una buena formación académica. Lamentablemente, el deceso de su tío provocó que el escritor abandone su educación formal con sólo trece años de edad: a partir de ese entonces, se ganó la vida con diferentes empleos y adquirió saberes de manera autodidacta.
En 1920, temporadas después de desempeñarse en un comercio como aprendiz y de trabajar en una entidad bancaria, fue convocado por el Ejército y trasladado a Marruecos. A cuatro años de ese acontecimiento, Barea contrajo matrimonio con Aurelia Rimaldos: juntos llegarían a tener cuatro descendientes.
En tiempos de la Guerra Civil, Arturo Barea se ocupó en el Ministerio de Estado de Madrid del área de censura de prensa extranjera.
Ya distanciado de su primera esposa, el autor celebró en 1938 una nueva boda para formar una familia junto a Ilse Kulcsar, una periodista de origen austríaco. Ese mismo año, se publicó en Barcelona su propuesta literaria titulada “Valor y miedo: relatos”.
Una década más tarde, el también creador de títulos como “La raíz rota”, “La forja de un rebelde” (trilogía que inspiró el desarrollo de una serie televisiva dirigida por Mario Camus) y “El centro de la pista” consiguió la ciudadanía británica. Por esa época, pronunció múltiples alocuciones para la BBC, escondido tras el seudónimo de Juan de Castilla.
El 24 de diciembre de 1957, cuando ya llevaba casi veinte años de exilio en Reino Unido, Barea encontró la muerte en la localidad inglesa de Faringdon.
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