El historiador, profesor y escritor peruano Augusto Tamayo Vargas, cuya figura es inmortal gracias a los ensayos, novelas y contenidos poéticos que ha dejado, nació el 6 de septiembre de 1914 en Lima, fruto del amor entre Berta Vargas Moller y Augusto E. Tamayo Moller.
En 1930, según se advierte al reconstruir sus vivencias, este autor que llegó a dirigir el Instituto Nacional de Cultura y la Academia Peruana de la Lengua completó su formación en el Colegio de La Inmaculada, una institución jesuita. Más tarde, amplió sus conocimientos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, continuando su educación en la Universidad Nacional de San Agustín, donde en 1936 se recibió de Bachiller en Humanidades y, al año, de doctor en Literatura.
Cabe señalar que quien fuera por varias temporadas el principal redactor de la Oficina de Informaciones perteneciente al Palacio de Gobierno, así como secretario letrado al servicio del Tribunal Mayor de Cuentas y responsable de la Dirección de Informaciones, realizó numerosos viajes en plan académico, instruyéndose en Europa, Puerto Rico, Chile, Brasil y Estados Unidos.
Tampoco se puede pasar por alto que Tamayo Vargas, catedrático emérito y decano de la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, llegó a ser realzado con las Palmas Magisteriales de grado Amauta, el Premio Nacional de Literatura, el Premio Nacional de Periodismo y con la Gran Cruz de la Orden del Sol.
“Poemas de muerte y esperanza”, “Nuevamente poesía”, “Hallazgo de la vida”, “Arco en el tiempo”, “Una sola sombra al frente”, “Amarilis, amante de dos sueños” e “Impronta del agua enferma” son algunas de las obras que integran la nutrida producción literaria de este hombre que se casó con Aída San Román Aguirre y tuvo cuatro descendientes.
Augusto Tamayo Vargas, director de publicaciones como “La Crónica”, “Palabra” y “Prometeo”, encontró la muerte el 6 de mayo de 1992.
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