El 14 de febrero de 1932 se produjo en Halberstadt, una ciudad alemana cercana a Magdeburgo, el nacimiento de Alexander Kluge, un director de cine y escritor que, a lo largo de su vida, también estudió derecho, historia y música.
En la Universidad de Frankfurt, institución donde en 1956 completó su formación en lo que a leyes respecta, este joven estableció un vínculo de amistad con el filósofo Theodor Adorno, uno de los profesores del Instituto para la Investigación Social. Por ese entonces, Kluge se desempeñaba como asesor legal del mencionado centro y había comenzado a probar suerte en el mundo de las letras.
Aconsejado por su amigo, el creador de «Procesos de aprendizaje con desenlace mortal», «Nuevas historias: cuadernos 1-18» y «Crónica de los sentimientos» inició, de forma paralela a su labor como escritor, algunas investigaciones sobre el séptimo arte que despertaron en él un fuerte deseo de convertirse en cineasta, una actividad que lo llevó a producir y dirigir alrededor de veinte cintas. En varios de esos proyectos, el multifacético realizador trabajó en conjunto con Fritz Lang, un director de origen austríaco que quedó en la historia como uno de los principales creadores del cine negro.
Por su personalidad, las características de sus obras y su compromiso con el Manifiesto de Oberhausen, Kluge está considerado como el fundador y promotor del llamado «Nuevo cine alemán», un movimiento que permitió romper con los trabajos convencionales para darle espacio al cine de autor.
«Descripción de batalla», «Los artistas bajo la carpa del circo: perplejos» y «El hueco que deja el diablo» son otros de los títulos que forman parte de la producción literaria de este talentoso autor alemán que, a lo largo de su trayectoria, ha acumulado diversos galardones, entre los que se puede mencionar al prestigioso Premio Georg Büchner, un reconocimiento otorgado, de forma anual, por la Academia Alemana de Lengua y Poesía.
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