Aunque se sabe que Carolina Coronado Romero de Tejada (una niña que, con el tiempo, se convertiría en una reconocida escritora) nació en el seno de una familia acomodada de ideología progresista, la verdadera fecha de su nacimiento es una especie de misterio o, al menos, presta a confusión. En este sentido, es curioso que no haya demasiadas coincidencias a la hora de determinar el día, el mes y el año en el que comenzó la vida de la poetisa.
Según algunas fuentes, el acontecimiento tuvo lugar el 21 de agosto de 1821, otras coinciden en el año pero lo sitúan en el 12 de diciembre y hay también versiones que respetan el 12 de diciembre, pero lo trasladan a 1823. Como se puede apreciar, ante tantos datos diferentes, resulta complicado confirmar la fecha exacta en que nació Carolina Coronado.
Lo que sí es seguro es que, como todas las jovencitas de la época, esta española criada en Badajoz tuvo que aprender costura y todas las tareas necesarias para llevar adelante una casa. Sin embargo, Carolina prefirió ocupar su tiempo con la lectura, un hábito que la llevó a leer todo tipo de géneros literarios y a componer poemas con sólo diez años de edad. Aunque esos primeros versos poseían algunos errores (producto, quizás, de su formación autodidacta), llamaban la atención por su espontaneidad y los sentimientos que reflejaban, una característica que, tal vez, se haya desprendido de los amores imposibles de la autora.
Además de destacarse en la producción poética, esta mujer que, en 1852, se casó en Madrid con Justo Horacio Perry (quien se desempeñaba como secretario de la embajada de Estados Unidos), escribió cerca de quince novelas (tales como «Luz», «El bonete de San Ramón», «La Sigea» y «Paquita», entre otras) y algunas obras teatrales.
La muerte de esta escritora revolucionaria que sufrió la censura de la época y convirtió a su casa en uno de los salones culturales y artísticos más importantes de la capital española, se produjo el 15 de enero de 1911 en Lisboa, Portugal.
Comentarios2
Es triste que para conocer estos "valores" hayan tenido que partir, le digo hasta luego con un recuerde de Becker...
Torrentes brota de armonía el alma;
huyamos a los bosques a cantar.
Dénos la sombra tu inocente palma,
y reposo tu virgen soledad.
Tan bella producción, tratando de sacudir los yugos que impedían a las mujeres de su tiempo, un espacio de creación desprejuiciada, de escritura y vida libre, independiente. Martha Lucía González. Mil gracias Julián Pérez Porto.
¡Gracias por leernos y por tomarte unos minutos para comentar, Martha! Un saludo.
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