La ensayista y novelista alemana Christa Ihlenfeld, quien se hizo famosa en el ámbito literario con el apellido de su marido, Gerhard Wolf, nació en Landsberg an der Warthe el 18 de marzo de 1929, en el seno de una familia de clase media.
Seducida por el mundo de las letras, esta autora que, durante su juventud asistió primero a la Universidad de Jena y, después, a Leipzig con el objetivo de estudiar Filología Alemana, comenzó a ganarse la vida como lectora, editora y crítica literaria en la Unión de Escritores Alemanes. Con el tiempo su experiencia se ampliaría gracias a su trabajo como colaboradora de la revista «Nueva Literatura Alemana» y como editora en el sello editorial Neues Leben, una actividad que abandonó en 1962 para dedicarse por completo a la escritura.
Inspirada en las historias de un hombre que decide abandonar la República Democrática Alemana (RDA) y una mujer que decide permanecer en el territorio, Wolf elaboró «El cielo dividido», su primera novela. A este trabajo le seguirían otros textos de temática similar, tales como «Reflexiones sobre Christa T.» y «Muestra de infancia», donde es posible hallar referencias hacia el inicio de la RDA y la Segunda Guerra Mundial.
Según se cuenta, a la hora de crear sus propias obras, esta escritora alemana que, a lo largo de su vida, llegó a integrar el Partido Socialista Unificado y sufrió la expulsión del comité de Berlín Este de la Unión de Escritores de la RDA por oponerse a la privación de la nacionalidad a un cantante disidente, encontró un modelo a seguir en la labor de autoras como Anna Seghers e Ingeborg Bachmann.
«Lo que queda», «Bajo los tilos», «En ningún lugar. En ninguna parte», «Casandra» y «Pieza de verano» son otros de los títulos que forman parte de la producción literaria de Christa Wolf.
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