El novelista, ensayista y cuentista estadounidense David Foster Wallace, uno de los exponentes más destacados de la denominada «Next Generation», nació en la ciudad neoyorquina de Ithaca el 21 de febrero de 1962, aunque su infancia y juventud transcurrieron en Champaign, localidad del estado de Illinois donde su familia se instaló a los pocos meses de su llegada al mundo.
Antes de triunfar en el ámbito literario, este apasionado del tenis estudió Filosofía e Inglés en el Amherst College y realizó una maestría en Bellas Artes en la Universidad de Arizona.
En 1997, este autor que ya tenía en su haber títulos como «La escoba del sistema» y «La broma infinita» fue distinguido por la Fundación Mac Arthur con la beca Genius. A partir de entonces, aunque al igual que sus padres, James Donald Wallace y Sally Foster, se dedicaría a la enseñanza universitaria, David Foster Wallace jamás dejaría de elaborar textos y acumular premios por su labor literaria.
Con el tiempo, este hombre consiguió que su talento y creatividad fueran reconocidos a nivel internacional hasta el punto de convertirse, en palabras del crítico David Ulin, «en uno de los escritores más influyentes e innovadores de los últimos veinte años». Pese al prestigio y al éxito que había alcanzado en el plano profesional, el también responsable de propuestas como «La niña del pelo raro», «Entrevistas breves con hombres repulsivos» y «Hablemos de langostas» sufría fuertes depresiones que lo habían empujado a intentar quitarse la vida en varias ocasiones.
Aunque el destino siempre ponía a alguien cerca suyo para que lo salvara de la muerte, el 12 de septiembre de 2008 ya nadie pudo ayudarlo: su esposa lo encontró, un día después, ahorcado en el hogar que compartían. Al momento del suicidio, David Foster Wallace trabajaba sobre el argumento de «El rey pálido», una novela inconclusa que la editorial británica Hamish Hamilton publicará, según se anunció, el año próximo.
Comentarios1
Es una lastima que un hombre tan talentoso se quitara la vida,
hay éxitos a veces en la vida profesional, pero no sabemos que esconden al grado de quitarse la vida. Descanse en paz.
Vero gracias por este reportaje aunque el final no fue nada feliz.
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