Aunque quedó en la historia literaria como Edith Wharton, el verdadero nombre de esta novelista nacida el 24 de enero de 1862 en Nueva York que también se dedicó a escribir relatos y a diseñar, era Edith Newbold Jones.
Tenía 23 años cuando abandonó la soltería para casarse con un hombre doce años mayor que ella, llamado Edgard “Teddy” Robbins Wharton. Sin embargo, el matrimonio no prosperó debido a las insistentes y públicas infidelidades de su marido, que la afectaron tanto física como mentalmente, razón por la cual se divorciaron en 1913.
Luego de publicar sus relatos en “Scribner’s Magazine” y de crear la novela histórica “El valle de la decisión”, Wharton consiguió atraer a la crítica a través de “La casa de la alegría”, que fue considerada como su primera gran obra.
La Primera Guerra Mundial encontró a la escritora en territorio francés. Por ese entonces, la novelista se abocó de lleno a la tarea social: dirigió salas de trabajo para mujeres desempleadas, organizó conciertos con músicos sin oportunidades, apoyó hospitales para tuberculosos, fundó los American Hostels como forma de colaborar con los refugiados belgas y trabajó para la Cruz Roja, ayuda que fue reconocida por el gobierno francés mediante la entrega de la cruz de la Legión de Honor.
Dentro de su trayectoria también resalta su actividad como miembro de la Academia Americana y del Instituto Nacional de las Artes y las Letras. Además, cabe destacar que Edith Wharton fue la primera mujer en obtener la medalla de oro de dicho instituto, concedida por el gobierno de Estados Unidos.
Años después de la aparición de su primera gran obra, a la autora le llegó el turno de volver a saborear el éxito en 1920 gracias a “La edad de la inocencia”, una obra que ganó el Premio Pulitzer en 1921 y que tuvo una exitosa adaptación cinematográfica en 1993, con la participación de Michele Pffeifer, Daniel Day Lewis, Winona Ryder y otras figuras. Dos años más tarde, Wharton volvió a estrenar un reconocimiento, esta vez, al convertirse en la primera mujer nombrada doctor honoris causa por la Universidad de Yale.
Más allá de los méritos que se le han reconocido en el área literaria, la autora también se ganó respeto como paisajista y asesora de estilo. En “La decoración de casa” y “Villas italianas”, entre otros textos, Wharton revela algunas de sus apreciaciones.
La muerte sorprendió a Edith Wharton el 11 de agosto de 1937, cuando aún no había finalizado la que sería su última novela, que se tituló “Las bucaneras”. Para no dejar esa obra inconclusa, Marion Mainwaring realizó un minucioso análisis de las anotaciones y sinopsis dejadas por la escritora y, finalmente, pudo completar el libro.
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