El 11 de mayo de 1932 nació en Madrid el periodista, escritor, biógrafo y ensayista Francisco Pérez Martínez, quien consiguió la fama bajo el seudónimo de Francisco Umbral.
Desde que era pequeño, Francisco ya mostraba interés por el mundo de las letras: muchos lo describen como un joven lector compulsivo y autodidacta de todo tipo de literatura. En el marco de esta afición, Umbral comenzó a escribir para la revista “Cisne”, del Sindicato español Universitario (SEU) y presenció lecturas de poemas y conferencias.
Gracias a Miguel Delibes, quien descubrió el talento de Francisco para la escritura, el joven periodista inició su carrera allá por 1958 en “El Norte de Castilla”. Tiempo después, sumaría experiencia en la emisora “La Voz de León”, en el diario “Proa” y en “El Diario de León”.
Al año siguiente, Umbral contrajo matrimonio con María España Suárez Garrido, con quien tuvo un hijo que murió a los seis años a causa de una leucemia. Ese terrible episodio llevó al autor a escribir “Mortal y rosa”, un libro que fue definido como el “más lírico, dolido y personal” de la obra de Francisco Umbral.
En 1961, el periodista llegó a Madrid como corresponsal. Allí comenzó a frecuentar la tertulia del Café Gijón y se convirtió en un prestigioso cronista y columnista conocido por dos seudónimos: Jacob Bernabéu y Francisco Umbral, la identidad con la que consiguió su fama mundial. Así trabajó en medios como “La Estafeta Literaria”, “Mundo Hispánico”, “Ya”, “Por Favor”, “Siesta”, “Mercado Común”, “Interviú”, “La Vanguardia”, “El País”, “Diario 16” y “El Mundo”, entre otros.
Gracias a su obra, Francisco Umbral fue reconocido en varias oportunidades. En 1964, por ejemplo, recibió el Premio Nacional de Cuentos Gabriel Miró por “Tamouré” y fue finalista del Premio Guipúzcoa por su novela corta “Balada de gamberros”. Al año siguiente, su cuento “Días sin escuela” lo hace merecedor del Premio Provincia de León. En 1975 consigue el Premio Carlos Arniches, de la Sociedad General de Autores y, durante ese mismo año, el Premio Nadal de Novela por “Las Ninfas”.
Claro que sus creaciones periodísticas también lograron destacarse. Así fue como “El trienio”, un artículo publicado en “El País”, hizo que Francisco Umbral ganara durante los años ’80 el Premio González Ruano de Periodismo y, en 1990, el Mariano de Cavia por “Martín Descalzo”, que apareció en “El Mundo”. Su narración corta “Tatuaje” consiguió el Premio Antonio Machado, su novela “Leyenda del César visionario” fue reconocida con el Premio de la Crítica, en 1994 obtuvo el Premio Juan Valera de Literatura Epistolar y el VII Premio Nacional de Periodismo de la Fundación Institucional Española. Un año después, la Asociación de Periodistas Europeos le asigna el Premio Francisco Cerecedo.
Como resulta evidente, los reconocimientos cosechados por Francisco Umbral a lo largo de su carrera fueron innumerables. En este sentido, cabe destacar que también obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y el Premio Nacional de las Letras Españolas. En materia de honores, la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid lo nombró Doctor Honoris Causa en 1999. Un año después, acumuló también el Premio Cervantes y el Premio de Periodismo Mesonero Romanos, que lo consiguió en 2003.
Con una extensa producción literaria y creatividad a la hora de redactar publicaciones periodísticas, Francisco Umbral ha llegado a convertirse en el “articulista y columnista español más importante de las últimas décadas”, según ha sido definido. Lamentablemente, su obra se vio finalizada el 28 de agosto de 2007, cuando un paro cardiorrespiratorio terminó con su vida.
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