El ámbito de la ciencia ficción ha tenido durante varios años un exponente de gran talento que, a través de sus creaciones literarias, permitió que numerosas personas descubrieran y sintieran fascinación por este extraordinario género.
Como el título de este artículo lo indica, la referencia conduce hacia Frank Herbert, un escritor estadounidense nacido el 8 de octubre de 1920 que alcanzó fama mundial gracias a obras como «El mesías de Dune», «Dios emperador de Dune», «Los ojos de Heisenberg», «El experimento Dosadi», «La peste blanca» y «Gusanos de arena de Dune», entre muchas otras.
Cabe destacar que, antes de triunfar en el mundo de las letras (universo que lo cautivó desde pequeño y le permitió potenciar su creatividad), este hombre oriundo de la ciudad de Tacoma que estudió en la Universidad de Washington probó suerte como fotógrafo, camarógrafo, presentador de radio y pescador.
Su destino comenzó a cambiar en 1965, a partir de la publicación de «Dune», una novela que no tardó en ser aclamada por la crítica y el público, en obtener reconocimientos como los premios Hugo, Nébula y el Premio Internacional de Fantasía ni en dar inicio a una extensa saga que le permitió consolidarse como novelista a escala internacional.
En muchos de sus relatos, Frank Herbert dejó al descubierto su respeto e interés por la ecología, cuestión que lo llevó incluso a modificar sus hábitos para instalarse junto a su familia, durante más de dos décadas, en granjas biológicas localizadas en Washington y Hawaii donde vivió de forma autosuficiente y en contacto con el medio ambiente.
Frank Herbert, el también responsable de propuestas como «El dragón en el mar», «El cerebro verde» y «Cazadores de Dune» encontró la muerte el 11 de febrero de 1986.
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