Aunque después de su fallecimiento se publicaron varios de sus textos, lo cierto es que una sola novela, titulada «El gran Meaulnes», fue suficiente para que el escritor francés Henri Alain Fournier quedara en la historia de la literatura de su país. Con esta obra donde conjuga el misticismo y la espiritualidad, el novelista consiguió dejar atrás el realismo y el naturalismo que caracterizaban a sus contemporáneos y posicionarse como una influencia importante para sus colegas.
Henri Alain-Fournier había nacido el 3 de octubre de 1886 en La Chapelle-d»Angillon pero se crió junto a su familia en Sologne y en la región de Berry. Años más tarde, se instaló en Sceaux, una localidad cercana a París, donde cursó sus estudios secundarios.
Durante su corta vida, ya que Fournier falleció el 22 de septiembre de 1914 en uno de los primeros combates de la Primera Guerra Mundial, el autor trabaría amistad con Jacques Rivière (quien tiempo después también sería su cuñado) y conocería el amor a través de Yvonne Quiévrecourt, una mujer que lo inspiró para crear al personaje de Yvonne de Galais pero que formaría una familia con otro hombre.
Aunque su muerte se produjo hace más de cincuenta años, los restos de este escritor francés recién fueron encontrados en 1991, en el interior de una fosa común alemana. A partir de entonces, Fournier descansa en el Cementerio Militar de Saint-Remy la Calonne, mientras su máxima creación literaria aún permanece vigente.
Cabe recordar que «El gran Meaulnes» constituye para muchos una de las obras más destacadas de la literatura francesa de los últimos siglos. Además de haber sido traducida a una gran cantidad de idiomas, esta novela fue llevada al cine en dos ocasiones, la primera en 1967 bajo la dirección de Jean-Gabriel Albicocco, y la segunda, en 2006.
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