El 9 de noviembre de 1929 se produjo en Budapest el nacimiento de Imre Kertész, un destacado exponente de la literatura húngara que, gracias a su desempeño como escritor y a la calidad de sus obras, fue distinguido en 2002 con el Premio Nobel de Literatura, además de haber sido galardonado con el Premio de Literatura de Brandeburgo en 1995 y el del Libro de Leipzig en 1997.
Pese al éxito que disfruta en su adultez, hay que decir que la vida de este hombre criado en el seno de una familia judía no fue fácil. Durante su adolescencia, Imre fue deportado a Auschwitz y, aunque en 1945 logró ser liberado después de haber pasado por el campo de exterminio de Buchenwald, tuvo que vencer diversos obstáculos antes de regresar a su país y poder trabajar.
Marcado por las experiencias que le tocaron vivir, este húngaro decidió dedicar su tiempo a actividades relacionadas al mundo de las letras que le permitieran dar a conocer sus vivencias y pensamientos sobre ciertas cuestiones de alcance internacional que afectaron su existencia.
En 1975, después de haber probado suerte como periodista y creador de comedias y guiones cinematográficos, Kertész elaboró «Sin destino», una estremecedora y, al mismo tiempo, provocadora novela de perfil biográfico que, a juzgar por muchos especialistas, es una valiosa obra maestra de la literatura europea.
Al tiempo de haber publicado ese material que, pese a su antigüedad, aún es leído con gran interés en diversas partes del mundo, el autor comenzó a traducir al húngaro numerosos trabajos de figuras como Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Elías Canetti y Joseph Roth, entre otros.
«El fracaso», «Un instante de silencio en el paredón», «Yo y el otro», «Diario de la galera» y «Kaddish para un niño no nacido» son otros de los títulos que forman parte de la producción literaria de esta respetada y admirada figura que ha logrado, por medio de la escritura, superar las adversidades y triunfar a nivel mundial.
Comentarios3
Interesante biografía la de Imre Kertész, después de la adversidad viene la gloria. No conocía de él, y me llaman mucho la atención sus obras. Excelente artículo Verónica.
Se me permita una corrección de orden holocaustico : Buchenwald figura como campo de concentración y no de exterminio. Hubo seis campos de la muerte (todos en Polonia) incluyendo Auschwitz-Birkenau y 12 de concentración en Alemania. Francia tenía 13 en su territorio nacional y 12 en África del Norte. Otros países como Holanda (4 grandes) también tuvieron sus campos de concentración. Italia tres.
Si bien es cierto que mucha gente murió en los campos de concentración (Judíos, Gitanos, Comunistas, Homosexuales y Negros) su finalidad era trabajo, no muerte. La fama de Bergen-Belsen, Buchenwald y Dachau se le debe más que todo porque fueron liberados por las tropas aliadas y a las películas de Hollywood. Los más tétricos y funestos, es decir los campos de la muerte, quedaron en la oscuridad de los tiempos: Treblinka, Belzec, Maidanek, Sobibor y Chelmno. Solamente se llegaba a morir. De todos los aliados Europeos a Hitler, solamente Francia y Croacia estuvieron de acuerdo con la Solución Final. En América Latina, la Argentina de Perón. Es fácil acusar solamente a los alemanes del Holocausto.
El espanto de la era de Hitler es aún asustadora en nuestros días, más lo sería si pudiera accederse a obras tan notables como las que menciona Verónica en su artículo. Vemos que luego de su desadortunada suerte como deportado del régimen de la época pudo superar sus infortunios y aún sobresalir por medio de las letras a otra época en que ya, por lo enos había paz en el mun do y él pudo rescatar lo que no hizo a temprana edad, siendo un talento vivo. Gracias por la información.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.