El poeta estadounidense John Berryman, cuyo verdadero nombre era John Smith, nació el 25 de octubre de 1914 en el estado de Oklahoma.
Su vida no fue fácil. Con sólo diez años de edad tuvo que enfrentar el duro trance de haber encontrado muerto a su padre, un banquero de Florida que había decidido suicidarse.
Años más tarde, este estudiante de la Universidad de Columbia que había reemplazado su apellido original por el de su padrastro, se volvió alcohólico y comenzó a desarrollar un perfil depresivo que, poco a poco, le fue alterando la capacidad de hablar en público, de expresarse por vía escrita y, en definitiva, de trabajar de forma normal.
Pese a sus problemas, Berryman no sólo consiguió publicar varios libros (en los cuales se puede apreciar la influencia que escritores como William Shakespeare, Mark Van Doren, Robert Lowell y Michael Butler Yeats ejercieron sobre él), sino que también sumó experiencia como profesor en distintas instituciones universitarias de su país, tales como las universidades de Wayne State, Harvard, Princeton y Minnesota. Además, en 1966, este poeta que contrajo matrimonio en tres oportunidades (primero con Eileen Simpson, luego con Ann Levine y, por último, con Kathleen Donohue) resultó elegido miembro de la Academia de Poetas Americanos.
Sin embargo, de nada sirvió triunfar en el mundo de las letras, llegar a ser considerado como uno de los representantes más destacados de la poesía norteamericana de la segunda mitad del siglo XX ni recibir premios como el que le concedió la Academia Americana, el del Instituto Nacional de las Artes y las Letras y el Pulitzer de Poesía, entre otros: el 7 de enero de 1972, John Berryman decidió seguir el ejemplo de su padre y se quitó la vida arrojándose desde un puente de Minnesota.
En su haber quedaron obras como «Sonetos», «Homenaje a la señora Bradstreet», «77 canciones del sueño», «Engaños» y «Recuperación».
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