El nacimiento del escritor chileno Luis Sepúlveda, un autor que ha decidido afincarse en la ciudad española de Gijón, se produjo en Ovalle el 4 de octubre de 1949.
Su infancia y juventud, según reveló el propio novelista en una oportunidad, transcurrió en compañía de sus abuelos paternos, mientras que su formación se centró primero en una escuela de Santiago de Chile y, más tarde, en la Universidad Nacional, institución en la cual estudió producción teatral.
A su abuela, quien fuera integrante de las Juventudes Comunistas y líder del movimiento estudiantil (condición que lo llevó a ser apresado y condenado al exilio) la recuerda como a una «inventora de cuentos maravillosa» que solía leerle o narrarle historias todos los días. De ella, tal vez, Sepúlveda haya heredado la pasión y el talento para la actividad literaria.
La realidad de este destacado escritor comenzó a cambiar a partir de 1977, año en el cual inició una travesía que, en principio, iba directo a Suecia pero, por los cambios de planes, incluyó destinos como Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Ecuador.
Tras dirigir por un tiempo el teatro de la Alianza Francesa y unirse a la Brigada Internacional Simón Bolívar, Sepúlveda marchó hacia Alemania, donde sumó experiencia como reportero.
Aunque fueron numerosas las labores que este hombre de origen chileno desarrolló a lo largo de su existencia, sólo la escritura le permitió sobresalir a nivel internacional. Hoy en día, Luis Sepúlveda es uno de los escritores en lengua española más leídos y traducidos del continente europeo gracias a la trascendencia obtenida por títulos como «Un viejo que leía novelas de amor», «Mundo del fin del mundo», «Nombre de torero», «Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar», «Diario de un killer sentimental», «Historias marginales» y «Hot line», entre otros.
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