El escritor Pablo Urbanyi, creador de obras como «Noche de revolucionarios», «Un revolver para Mack», «Nacer de nuevo» y «Puesta de sol», nació en Hungría en 1939 pero parte de su infancia y adolescencia transcurrieron en Argentina, país al cual arribó ocho años después de su llegada al mundo.
Tras completar el bachillerato, este autor que ha brindado conferencias y participado de actividades literarias a nivel internacional sumó experiencia en diversos ámbitos (fue mozo, vendedor de libros y alfombras, actor y director de teatro) pero sólo el universo literario logró llenar sus expectativas.
Este hombre al cual le fascinaba la lectura y había tenido la fortuna de tener al poeta Roberto Juarroz como maestro y guía se sumó en 1975 al staff del Suplemento Cultural del diario «La Opinión». Si bien se sentía cómodo con las tareas de redactor, la persecución a intelectuales, activistas políticos y artistas que se enmarcó en el golpe de Estado de 1976 transformó todos sus planes ya que lo empujó a abandonar el suelo argentino.
Meses más tarde, ya instalado en Canadá, Urbanyi se convirtió en profesor de Castellano, una labor que llevó a cabo en la Universidad de Ottawa y en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá.
Más allá de haber trabajado en distintas áreas, este integrante del PEN Internacional jamás dejó de ampliar su producción literaria. Además de los títulos mencionados al comienzo de este artículo, Urbanyi tiene en su haber propuestas como «En ninguna parte», «De todo un poco de nada mucho», «Una epopeya de nuestros tiempos», «El zoológico de Dios» y «El número 125», muchas de las cuales han sido traducidas a un gran número de idiomas y lo hicieron acreedor de reconocimientos como el Premio a la Expresión Literaria y el título de «Ciudadano de Honor» que le concedieron las autoridades de Ipolyság.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.