Aunque al momento de nacer, el 19 de enero de 1921, la novelista estadounidense Patricia Highsmith había sido bautizada como Mary Patricia Plangman, el divorcio de sus padres y el posterior casamiento de su madre con Stanley Highsmith hicieron que la joven se apropiara de ese segundo apellido.
En materia familiar, hay que decir que esta lectora precoz que se interesó también por la pintura y la escultura, nunca tuvo vínculos fáciles. A la relación complicada con su madre y su padrastro, se sumó la desaparición de su propio padre, a quien recién conoció a los doce años de vida. Ante ese panorama, Patricia pasó sus primeros años en Nueva York, educada por Willi Mae, su abuela materna.
Graduada en 1942 en el Barnard College (institución donde aprendió literatura inglesa, latín y griego), Highsmith comenzó a tomar contacto con el universo de las letras al año siguiente, al incorporarse a la editorial Fawcett, donde se encargaba de hacer sinopsis de comics.
Ya asumida como homosexual, en 1945 la autora se instala por cinco meses en México y crea los cuentos «En la plaza» y «El coche». Años más tarde, se consagraría como escritora a través de su primera novela, que apareció en 1950 bajo el título «Extraños en un tren» y luego fue adaptada al cine por Alfred Hitchcock.
«El talento de Mr. Ripley», «Un juego para los vivos», «Ese dulce mal», «Las dos caras de enero», «El grito de la lechuza», «La celda de cristal», «El temblor de la falsificación», «Rescate por un perro», «El juego del escondite», «Los cadáveres exquisitos», «Gente que llama a la puerta» y «A merced del viento» son algunas de las obras que pertenecen a esta novelista que, tras alternar su residencia entre Reino Unido y Francia, falleció el 4 de febrero de 1995 en Locarno (Suiza).
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