Joseph Pierre Borel d»Hauterive, un escritor francés que supo integrar el grupo conocido como «Petits romantiques» («Pequeños románticos»), nació en Lyon el 30 de junio de 1809.
Este autor que solía firmar sus obras como Petrus Borel o «El licántropo» fue el duodécimo de un total de catorce hijos de una familia humilde. Por las malas condiciones económicas que sufrían, al terminar su formación académica este novelista se vio obligado a trabajar como maestro mayor de obras con el fin de colaborar con las finanzas del hogar.
En 1829, Borel consiguió abrir su propio estudio de arquitectura, pero el estilo medieval que ofrecía en sus proyectos no resultó atractivo para los eventuales clientes, razón por la cual optó por reemplazar esa actividad por labores como ilustrador. Sin embargo, el dibujo tampoco le dio prestigio y lo llevó a modificar, una vez más, sus objetivos. Así aparecieron la opción del periodismo y la literatura, dos campos en los cuales sí logró brillar.
Tras elaborar una serie de curiosos poemas y demostrar ciertas aptitudes para la escritura, este hombre que llegó a describirse como republicano fue admitido en el Petit Cénacle por autores como Alejandro Dumas, Aloysius Bertrand y Théophile Gautier.
«Rhapsodies», «Madame Putiphar», «Champavert, cuentos inmorales» y «El obelisco de Luxor» son algunos de los títulos que forman parte de su producción literaria.
Más allá de sus obligaciones como escritor, es importante resaltar también que Petrus Borel se destacó como traductor al lograr una fantástica traducción al francés de «Robinson Crusoe» (clásico del mundo de las letras que tiene como creador al escritor inglés Daniel Defoe) y se desempeñó, durante algunas temporadas, en la Argelia Francesa como inspector de dicha colonización, aunque terminó destituido en 1848 acusado de «mala administración».
Si bien después llegó a tener nuevas oportunidades para revertir la pésima imagen que había dejado, en agosto de 1855 fue alejado de todo cargo público bajo la sospecha de «malversación de fondos». A partir de entonces, el novelista se vio obligado a enfrentar las peores condiciones económicas de su vida hasta el 14 de julio de 1859, día en el cual la muerte lo encontró en la ciudad de Mostaganem.
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