“Un tranvía llamado deseo”, “La gata sobre el tejado de zinc caliente”, “El zoo de cristal”, “La rosa tatuada” y “La noche de la iguana” son sólo algunas de las obras con las que el dramaturgo Tennessee Williams alcanzó fama y reconocimiento al llegar a Broadway.
Desde muy pequeño, este estadounidense nacido el 26 de marzo de 1911 bajo el nombre de Thomas Lanier Williams III tuvo contacto con el mundo de las letras. Es que, cuando sólo contaba con siete años, Tennessee (tal el apodo que le pondrían tiempo después sus compañeros de universidad por su acento sureño y el origen de su familia), enfermó de difteria y no pudo hacer ninguna actividad durante dos años. Por eso, se vio obligado a superar ese periodo utilizando su imaginación y, cuando cumplió los trece años, su madre le dio una máquina de escribir, un objeto que marcaría el comienzo de una carrera exitosa.
Ya adolescente, Williams disfrutó de un pequeño reconocimiento de cinco dólares por su artículo titulado “Can a good wife be a good sport?”, que se publicó en 1927 en “Smart Set”, cuando el joven escritor contaba con 16 años.
Tiempo después de haber entrado en la Universidad de Missouri-Columbia (donde integró la fraternidad Alpha Tau Omega), Tennessee creó “Cairo, Shanghai, Bombay!”, que se convertiría en su primera obra interpretada públicamente. Los años siguientes a esa publicación, el autor se instalaría en Nueva Orleans, donde escribía para la WPA, y luego marcharía hacia Nueva York, donde se ganó la vida como camarero y portero, entre otros trabajos. Por ese entonces, Estados Unidos había entrado en guerra, pero los antecedentes psiquiátricos, el alcoholismo y los problemas cardíacos y nerviosos que padecía lo mantuvieron al margen del conflicto bélico.
La muerte de este escritor que, a lo largo de su trayectoria, ganó numerosos premios dentro de los cuales se destaca el Pulitzer, el de la Crítica Teatral de Nueva York y el Premio Tony, se produjo el 25 de febrero de 1983 pero las causas difundidas no han dejado conformes a algunos allegados a Tennessee, como en el caso de su hermano Dakin. Es que él, al igual que otras personas, cree que el novelista fue asesinado. Sin embargo, la policía ha declarado que en la habitación donde el autor se atragantó con la tapa de un tubo de pastillas, se encontraron muchos medicamentos, detalle que se ha sumado a la hipótesis de que la causa de la muerte estuvo influenciada por los efectos del alcohol y las drogas.
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