Wilella Sibert Cather fue una mujer estadounidense que logró quedar inmortalizada en la historia de su país por haber cautivado con sus creaciones literarias a una gran cantidad de personas de distintas partes del mundo.
Esta autora que solía firmar sus obras como Willa Cather nació el 7 de diciembre de 1873 en el seno de una familia de origen irlandés y alsaciano afincada en el estado de Virginia y encontró la muerte en Nueva York el 24 de abril de 1947.
Su infancia y juventud transcurrieron en Nebraska, donde asistió a la universidad y conoció a Louise Pound, una atleta con la que llegó a establecer una relación amorosa. Una vez graduada, Cather se instaló en Pittsburgh, una ciudad en la cual desarrolló tareas periodísticas para «The Home Monthly». De ese medio, según se puede establecer al repasar su vida y obra, se alejó en 1901 para dedicarse por completo a la enseñanza de Latín y Griego en un colegio secundario.
Tras sumar experiencia en el campo del periodismo y en el ámbido educativo, Willa decidió instalarse en Nueva York junto a Edith Lewis y comenzar allí una carrera literaria.
A partir de entonces, quien fuera editora de «McClure»�s Magazine» consiguió dar muestras de talento narrativo a través de títulos como «Crepúsculo de abril», «El jardín del gnomo», «El puente de Alexander», «Los colonos», «El canto de la alondra», «Mi Antonia», «Sombras en la roca» y «Uno de nosotros», muchos de los cuales se tradujeron a diversos idiomas y le permitieron acumular varios honores y reconocimientos, entre los que se destacan el Premio Pulitzer que recibió en 1923, la creación de la Willa Cather Foundation que tiene como fin mantener vigente la figura de la autora, y los sellos con su imagen que lanzó en 1973 el Servicio Postal de Estados Unidos.
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