El 18 de diciembre de 1917, la familia conformada por Octaviano Rivarola Bogarín y Victorina Matto se agrandó con la llegada de José María, un niño que, con el tiempo, llegaría a convertirse en un destacado escritor de fama internacional.
Este pequeño nacido en Asunción (ciudad paraguaya que también sería testigo en noviembre de 1933 del nacimiento de Juan Bautista Rivarola Matto, su hermano y colega) fue alumno del Colegio San José y, tiempo después, cursó la carrera de Derecho. Aunque se graduó en 1944, nunca llegó a ejercer como abogado.
Tras participar en la Guerra del Chaco, este hombre que trabajó como empleado bancario, fue activista del Movimiento Febrerista y llegó a internarse en la selva del Alto Paraná antes de dedicarse por completo a la actividad literaria, emigró a la República Argentina. A su país regresaría en 1950, año a partir del cual sería apresado en numerosas ocasiones por exponer sus ideas político-sociales.
«Follaje en los ojos», «El secretario», «Mi pariente el cocotero», «La belle epoque y otras hodas», «El fin de Chipí González», «La encrucijada del Espíritu Santo», «Reflexión sobre la violencia» y «La no existencia física del tiempo» son algunos de los títulos que forman parte de la producción literaria de este paraguayo de gran talento para la escritura que, a lo largo de su trayectoria, consiguió lucirse tanto fuera como dentro de su tierra natal como dramaturgo, narrador, ensayista y periodista.
José María Rivarola Matto, quien llegó a conformar junto a María Emilia Mernes Recalde y los seis hijos que tuvieron juntos una numerosa familia, falleció en la capital de Paraguay el 13 de septiembre de 1998.
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