El nacimiento de Blanca Wiethüchter, responsable de propuestas como «Asistir al tiempo», «Noviembre 79», «Los negros labios encantados» y «Ángeles del miedo», se produjo en la ciudad boliviana de La Paz en 1947.
Durante su juventud, esta mujer que se destacó como poetisa además de escribir cuentos y ensayos, estudió Letras en la Universidad Mayor de San Andrés y, más tarde, viajó a Francia para ampliar sus conocimientos. En la capital gala se formó en Ciencias de la Educación y completó una maestría en Literatura Latinoamericana.
A lo largo de su trayectoria, Wiethüchter se desempeñó como editora de un suplemento cultural del diario «La Razón» titulado «La Hormiga Eléctrica»; organizó diversas publicaciones especializadas en literatura; dio clases en instituciones educativas de su país; trabajó como redactora en «Puraduralubia»; publicó una gran cantidad de libros y recibió varios reconocimientos tanto dentro como fuera de su tierra por su labor como escritora. A fuerza de trabajo y talento, logró convertirse en una de las escritoras más sobresalientes de la literatura boliviana de las últimas décadas.
«Travesía», «Madera viva y árbol difunto», «En los negros labios encantados», «El verde no es un color», «El rigor de la llama», «La Lagarta», «El jardín de Nora», «En el aire de navegación de las montañas» y «La estructura de lo imaginario en la obra poética de Jaime Sáenz» son otros de los títulos que forman parte de la prolífica producción literaria de esta autora que estuvo casada con Alberto Villalpando, un compositor con el que llegó a tener tres descendientes.
El 16 de octubre de 2004, años después de que los médicos le diagnosticaran cáncer, la muerte encontró a Blanca Wiethüchter en su hogar situado en Cochabamba. Tras despedir sus restos, sus familiares esparcieron sus cenizas en el lago Titicaca para cumplir con la última voluntad de la afamada poetisa, cuentista y ensayista.
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