Al repasar la conformación de la agrupación simbolista La Jeune Belgique y los autores que contribuyeron al contenido de la revista literaria homónima una de las figuras que sale a la luz es la de Camille Lemonnier.
Este colega de intelectuales como Maurice Maeterlinck y Georges Rodenbach nació el 24 de marzo de 1844 en el municipio belga de Ixelles.
Antoine Louis Camille Lemonnier, tal su nombre completo, se formó en Derecho y trabajó durante tres temporadas en una oficina gubernamental realizando tareas administrativas, pero su verdadera pasión giraba en torno al universo artístico.
Tuvo en su círculo de amigos a numerosos artistas, fue uno de los primeros miembros de la Société Libre des Beaux-Arts, redactó críticas de arte y publicó obras como “Salon de Bruxelles”, “Nos Flamands”, “Croquis D’automne”, “Un coin de village”, “Un Mâle” y “Ceux de la glèbe”.
Instalado en Namur, de todas formas, Camille se hizo tiempo para llevar a cabo actividades deportivas y disfrutar el contacto con la naturaleza durante los minutos que le dejaba libre la creación literaria.
Acusado de ofender la moral pública a través de una de sus historias, el autor sufrió en 1888 persecuciones en París y, como castigo, tuvo que pagar una multa. También fue perseguido en Bruselas y, más tarde, enfrentó una demanda en Brujas, de la cual salió absuelto.
Quien fuera asimismo colaborador de medios como “Mercure de France” amplió su producción literaria con propuestas como “La fin des bourgeois”, “L’homme en amour”, “Au coeur frais de la forêt” y “Le vent lans les moulins”, por enumerar, a modo de referencia, otros textos que sirvieron para dar muestras de sus habilidades para la escritura y expandir su popularidad más allá de las fronteras y los límites de tiempo.
El 13 de junio de 1913, este prolífico escritor encontró la muerte en su tierra natal pero su legado sigue vigente, cautivando a personas de diferentes generaciones y nacionalidades.
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