El novelista, ensayista y cuentista italiano Carlo Emilio Gadda nació en la ciudad de Milán el 14 de noviembre de 1893.
Según se cuenta, aunque estudió Ingeniería en su localidad natal y tuvo oportunidad de desempeñarse en distintos ámbitos laborales optó por dedicarse en exclusivo a la literatura, un arte que empezó a desarrollar a partir de la década del 30. Su estilo narrativo, dicen quienes han analizado sus textos con ojos críticos, deja de lado todo sentimentalismo y le da espacio a exploraciones psicológicas y sociológicas que, en ocasiones, aparecen desarrolladas con sarcasmo.
También se ha comentado que este hombre que llegó a participar en la Primera Guerra Mundial y cayó prisionero en Alemania tuvo una infancia y una juventud marcadas por episodios que dejaron una huella negativa en él (como el fracaso del negocio paterno, la pobreza y las penurias que padeció su familia y la poca atención que le brindaba su madre), así como se sabe además que trabajó como empleado de una industria milanesa, que vivió dos años en Argentina, que llegó a probar suerte como profesor y que formó parte de una industria privada primero y de los Servicios Técnicos del Vaticano después.
En relación a su labor como autor, cabe resaltar que el notable crecimiento de su producción literaria y la buena reputación que alcanzaron sus obras a escala internacional, lo llevaron a transformarse en un escritor admirado tanto dentro como fuera de su país.
Hoy en día, a este talentoso y prolífico italiano que encontró la muerte en Roma el 21 de mayo de 1973 se lo puede conocer a través de su legado, el cual está traducido a un gran número de idiomas e incluye títulos como «Los sueños y el fulgor», «El zafarrancho aquel de via Merulana» y «El conocimiento del dolor», entre muchos otros.
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