La poesía, el teatro y el periodismo fueron los ámbitos donde se destacó el español Carlos Fernández Shaw, nacido el 23 de septiembre de 1865 en Cádiz. Fernández Shaw cursó estudios en su ciudad natal (donde también obtuvo distinciones por su trabajo poético en su época estudiantil) y en Madrid, licenciándose en Derecho por la Universidad Central.
Con apoyo de Gaspar Núñez de Arce, pudo publicar su ópera prima en 1883: un poemario titulado “Poesía”. Luego continuó su producción poética con “Tardes de abril y mayo”.
Fernández Shaw, quien trabajó en el Ateneo de Madrid, fue colaborador de ABC, Los Madriles, Blanco y Negro, Nuevo Mundo, La Época y El Correo, entre otros medios de prensa. Sin embargo, en 1899, dejó de lado el periodismo y pasó a centrarse en la literatura, sobre todo en la dramaturgia. El autor tomó esta decisión luego de presentar “La revoltosa”, una zarzuela que escribió junto a José López Silva y que alcanzó una gran repercusión.
“El gatito negro”, “Margarita la tornera”, “La llama errante”, “Los pícaros celos” y “El alma del pueblo” son otras de sus obras teatrales, escritas en soledad o con autores como Francisco Toro Luna, Eusebio Blasco, Javier de Burgos y el mencionado López Silva, entre otros.
Como poeta, tras sus dos primeros poemarios, Fernández Shaw dio a conocer obras como “Poesías del mar”, “Poesía de la sierra”, “La vida loca” y “Poemas del pinar”. También escribió cuentos, que recopiló en “La pícara Olalla”.
En 1910, Carlos Fernández Shaw comenzó a ser aquejado por la neurastenia. El 7 de junio de 1911, una semana después de haber ingerido veneno, falleció en El Pardo. Su hijo Guillermo, libretista de zarzuela y periodista, se encargó de continuar sus proyectos junto a Federico Romero Sarachaga. Los restos de Fernández Shaw reposan en el Cementerio de la Almudena.
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