El 26 de febrero de 1922 se produjo en la localidad panameña de Leones la llegada al mundo de Carlos Francisco Chang Marín, quien a lo largo de su vida sumó experiencia como periodista, escritor, músico y pintor.
Los primeros años de este autor que solía unir sus apellidos para firmar sus obras transcurrieron junto a Faustina Marín, su madre, porque al ser un hijo extramatrimonial no era reconocido en público por Carlos Chang, su progenitor. Sin embargo, siendo todavía un niño fue llevado por su padre a la casa de una hermana de él, una mujer adinerada que solía humillarlo y tratarlo como un esclavo. En cuanto pudo, Changmarín dejó el hogar de su tía y, en busca de un futuro mejor, se instaló en la ciudad de Panamá, donde desarrolló múltiples tareas para subsistir.
Tras formarse en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena (época en la cual inició su actividad poética) y asistir por un tiempo al Conservatorio Nacional de Música de Panamá, Carlos Francisco se desempeñó como maestro.
Por cuestiones políticas llegó a estar varias temporadas en prisión y, en 1968, llegó a suelo chileno en condición de exiliado. Por ese entonces, este artista comprometido con la protección de la naturaleza concurrió a la Universidad Nacional de Chile para especializarse en pintura.
“Nochebuena mala”, “En ese pueblo no mataban a nadie”, “Faragual y otros cuentos”, “Las mentiras encantadas”, “El guerrillero transparente”, “Cuentos para matar el estrés”, “Las gracias y las desgracias de Chico Perico” y “La muñeca de Tusa” son algunos de los títulos que forman parte de su extensa producción literaria.
El 5 de diciembre de 2012, quien fuera merecedor de reconocimientos como el Premio Nacional Ricardo Miró y el Premio Nacional de Literatura Infantil Esther María Osses encontró la muerte en Panamá, tal como en su momento informamos en Poemas del Alma.
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