Una gran cantidad de aportes culturales hizo a lo largo de su vida Carlos Wyld Ospina, un guatemalteco que integró junto a Rafael Arévalo Martínez y otros intelectuales la denominada Generación del 10. Recordar su historia y saber quién fue y qué hizo este autor es fundamental para profundizar nuestros conocimientos sobre literatura.
Este ensayista, poeta, cuentista y novelista llegó al mundo en Antigua Guatemala el 19 de junio de 1891, fruto del amor entre un inglés y una colombiana. Además de desarrollar una interesante producción literaria que le permitió obtener popularidad a escala internacional, Ospina se desempeñó en la Universidad de San Carlos de Guatemala como catedrático de Literatura y fue uno de los impulsores de la Academia de Geografía e Historia del territorio guatemalteco. Asimismo, asumió la dirección de la revista “El Zaraguate”, creó el periódico “Churubusco” en compañía de Porfirio Barba Jacob, ejerció la vicepresidencia del Círculo de Estudios Teosóficos instituido en 1922 y estuvo al frente durante una temporada del diario mexicano “El Independiente”, por detallar otras de sus actividades.
Al repasar su trayectoria también salen a la luz sus tareas de colaboración en el periódico “El Pueblo”y su trabajo como columnista en “Diario de Centroamérica”, dos responsabilidades que le permitieron sumar experiencia como redactor.
De querer descubrir sus habilidades para la elaboración de relatos, poesías y ensayos, en tanto, aparecen como opciones a tener en cuenta “Las dádivas simples”, “El autócrata”, “La gringa”, “El solar de los Gonzagas” y “Los lares apagados”.
Cabe destacar que Carlos Wyld Ospina encontró la muerte en la ciudad guatemalteca de Quetzaltenango en 1956 pero, aún cuando ya pasaron varias décadas de su fallecimiento, su legado y su figura siguen vivos gracias a personas que, al leer sus libros y al interesarse por sus vivencias, evitan que este escritor sea olvidado.
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