En Poemas del Alma, la figura de Carmen de Burgos ha cobrado relevancia en una oportunidad a raíz de un premio que lleva su nombre y, en otra ocasión, por todas las actividades desarrolladas a lo largo de 2017 para conmemorar los 150 años de su llegada al mundo. Como parte de esos homenajes para mantener vivo su legado y tener presente su historia, hoy vamos a repasar las vivencias personales y profesionales de esta mujer que supo esconderse tras el seudónimo de Colombine.
Carmen de Burgos y Seguí, tal su nombre completo, nació el 10 de diciembre de 1867 en la ciudad española de Almería. Además de dedicarse a la creación literaria, sumó experiencia como traductora y periodista y destinó tiempo y energía para luchar por los derechos femeninos.
Esta descendiente de un hombre que fue vicecónsul de Portugal contrajo matrimonio en su adolescencia con Arturo Álvarez Bustos, pero el vínculo con ese periodista mucho mayor que ella no duró demasiado.
Antes de sumarse en 1906 al Diario Universal como redactora, Carmen se recibió de maestra tanto de Enseñanza Elemental Primaria como de Enseñanza Superior. También fue colaboradora de El Globo, un periódico en el cual se encargó de una columna denominada “Notas femeninas”.
Ya separada de su marido y con el dolor de haber padecido la muerte de un heredero, De Burgos siguió adelante junto a María, su hija. En 1905, beneficiada por una beca que le concedió el Ministerio de Instrucción Pública, la escritora tuvo oportunidad de ampliar sus conocimientos académicos en Mónaco, Italia y Francia.
Carmen, quien se vinculó sentimental y profesionalmente a Ramón Gómez de la Serna, fue corresponsal de guerra, afiliada del Partido Republicano Radical Socialista y miembro de la masonería.
“Los inadaptados”, “El último contrabandista”, “La mujer fantástica” y “Puñal de claveles” son parte de la producción literaria de esta escritora española cuya vida llegó a su fin en Madrid el 9 de octubre de 1932.
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