El francés Charles Hubert Millevoye consiguió trascendencia más allá del tiempo y la geografía gracias a la calidad de sus contenidos poéticos de carácter romántico. A fin de refrescar la memoria colectiva y ofrecer datos que despierten el interés de nuevas generaciones de lectores, en los párrafos siguientes vamos a resaltar los aspectos más sobresalientes de su paso por este mundo.
Según se advierte al repasar sus vivencias, su nacimiento se produjo el 24 de diciembre de 1782 en la comuna gala de Abbeville y con apenas trece años quedó huérfano de padre. A partir de entonces, quien fuera instruido por un tío y tuviera como tutor a un profesor llamado M. Bardoux, siguió su formación académica en París.
Antes de dedicarse a tiempo completo a la creación literaria, Charles aprendió leyes y comercializó libros. En 1800 lanzó su primera publicación, “Poésies” (volumen que incluyó textos como “Passage du Saint-Bernard” y “Plaisirs du poëte”) y, en 1811, un material enriquecido por creaciones como “L’amour maternel”, “La chute des feuilles” y “Le poète mourant”, entre otros títulos.
En su breve pero intensa existencia hubo lugar no solo para la consolidación profesional sino también para la formación de una familia. El 31 de agosto de 1813, el autor contrajo matrimonio en su ciudad natal con Margaret Flore Delattre, junto a la cual trajo al mundo a Charles Alfred, quien nació el 9 de octubre de ese mismo año.
Charles Hubert Millevoye, un hombre que enriqueció a la literatura con elegías y varias traducciones de clásicos, encontró la muerte en la capital de Francia el 26 de agosto de 1816. Una década más tarde se editaron sus obras completas y, desde entonces, lectores de diversas nacionalidades y generaciones tienen la posibilidad de descubrir y apreciar las habilidades de este destacado poeta que, en más de una oportunidad, fue distinguido y homenajeado por la Academia Francesa.
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